A poco más de dos meses del cambio de mando del 11 de marzo, el presidente Gabriel Boric comienza a cerrar su ciclo en Palacio con una agenda marcada por la sobriedad, los traslados dentro del país y decisiones personales que se entrelazan con el final de su mandato.
Según altas fuentes de Gobierno, el jefe de Estado no contempla viajes al extranjero en los meses que restan de administración. Lejos de las giras internacionales que suelen marcar el cierre de un periodo presidencial, Boric optó por mirar hacia el territorio nacional, en una suerte de despedida recorriendo regiones.
La planificación preliminar —aún sujeta a ajustes— considera visitas a distintas zonas del país para encabezar inauguraciones y ceremonias de colocación de primeras piedras. En ese periplo aparecen la región de Atacama, el Archipiélago Juan Fernández y la isla grande de Chiloé, territorios que han sido parte del relato descentralizador que el mandatario buscó imprimirle a su gobierno.
A la lista se suman eventuales viajes a Rapa Nui y a la provincia de Llanquihue, aunque ambos destinos aún están en evaluación por parte de los equipos y el propio gobernante.
Lo que sí está despejado es que el presidente Boric no se tomará vacaciones. A diferencia de otros mandatarios que aprovecharon el verano para tomar una especie de “respiro” antes del traspaso de mando, Boric permanecerá activo hasta el final, en un gesto para demostrar trabajo hasta el último minuto.
Sin embargo, fuera de los actos oficiales, la preocupación del mandatario hoy es más doméstica. Boric se encuentra buscando un arriendo donde vivir junto a su pareja, Paula Carrasco, y su pequeña hija, mientras avanzan —sin plazos definidos— los trabajos de remodelación de la vivienda que adquirió en la comuna de San Miguel.
Así, entre inauguraciones, maletas a medio hacer y la inminencia de entregar la piocha de O’Higgins a su sucesor, el presidente transita sus últimos días en La Moneda, lejos de los viajes al exterior, sin descanso estival y con la vida personal tomando, inevitablemente, un lugar en la agenda.