Cinco cargos de abuso sexual reiterado, uno por abuso sexual, y uno por estupro son los que enfrenta el excanciller del Arzobispado de Santiago, Óscar Muñoz Toledo, por los cuales se le decretaron 180 días de prisión preventiva tras su formalización efectuada la mañana de este viernes.

Los presuntos delitos habrían ocurrido entre el 2002 y el 2018, y las víctimas serían todas menores de sexo masculino de entre 11 y 17 años de edad al momento en que habrían sido ultrajados.

Las acusaciones apuntan a que tres de estos menores serían familiares, y que los delitos habrían sido cometidos en residencias donde Muñoz Toledo ejercía como párroco.

La primera víctima habría sido abusada sexualmente entre 2002 y 2004, cuando sólo tenía 12 años. La segunda habría sido víctima de los abusos en 2006 y en el verano de 2007, cuando tenía 13.

Más tarde, en 2009, una tercera víctima habría sido abusada pese a oponer resistencia, cuando tenía apenas 11 años.

Otra acusación que se suma a éstas vendría por parte de un acólito a quien Muñoz Toledo habría intentado besar a la fuerza, mostrarle los genitales y obligarle a tocarlo. Sin embargo, dice haber logrado escapar y encerrarse en otro cuarto.

A todo esto se suma una acusación por abuso sexual reiterado que habría cometido contra un menor -que aspiraba a ser sacerdote- desde que éste tenía 14 años hasta 2018, cuando finalmente el excanciller habría concretado el delito de estupro.

Éste último, según se explica en Ley Fácil, correspondería a una relación sexual “a un menor de edad pero mayor de 14 años aprovechando un estado mental perturbado, abusando de alguna posición de autoridad (jefe, tutor o encargado de su cuidado), aprovechando el desamparo de la víctima o su inexperiencia o ignorancia sexual”.

Esta última víctima habría sido sometida a actos de connotación sexual, que fueron derivando durante los años en abusos y actos sexuales explícitos, que sólo terminaron cuando finalmente fue presentada la denuncia en el Arzobispado.

Encargado de recibir las denuncias

Este se estima como el caso más grave de los últimos tiempos, debido al rango del sacerdote. Además, sus víctimas habrían sido parte de su propia familia, la cual lo habrían encarado poco antes de que el religioso se autodenunciara a finales de mayo.

El sacerdote de 56 años era el encargado de recibir las denuncias en el Arzobispado de Santiago y actuar como ministro de fe respecto de ellas, guardando también toda la documentación al respecto. Su posición le significaba ser asesor directo del cardenal Ricardo Ezzati.

Tras la audiencia, el fiscal Arias explicó que hay factores en común en relación a las víctimas: menores de edad, inexperiencia sexual, atacadas y confianza que generó el imputado.

“También observamos una clara manipulación sicológica. Abusos de conciencia en relación a las víctimas”, manifestó.

Con respecto a una pena probable, detalló que pedirán un mínimo de 5 años y un día, además, si se considera el estupro, podría llegar a los 15 años.

En la misma línea, Arias detalló que, por su rol en la Iglesia, Muñoz Toledo conocía cómo funcionaba el sistema de investigaciones por delitos en contra de menores. “Él conoce qué hacer, cómo manejarse y asegurar su impunidad”, manifestó.