La mañana del miércoles, el coronel de Ejercito (r) Sergio Arredondo murió a los 92 años en el Hospital Militar de Santiago.

El exuniformado, el más anciano de Punta Peuco, ingresó al penal en febrero de 2016 tras ser condenado a 15 años de cárcel por los 14 fusilamientos ocurridos el 18 de octubre de 1973 en Antofagasta, en el marco del caso “Caravana de la Muerte”. Éste, además, enviudó a los tres meses de su internación.

Según consignó El Mercurio, Arredondo es el cuarto reo del penal en morir en los últimos cinco meses. Le precedieron Risiere Altez, Leonidas Bustos y René Cardemil, quien perdió la vida sin saber que el Gobierno lo había indultado.

Con su ingreso, Arredondo fue parte del grupo de seis internos que sobrepasó la capacidad del controvertido recinto cuando comenzaron a cumplir sus penas, todos por el mismo caso.

En mayo de aquel año, Gendarmería lo autorizó a visitar por una hora a su señora para poder despedirse, ya que ésta agonizaba debido a un cáncer terminal al pulmón, encuentro al que acudió custodiado por 6 guardias. La pareja estuvo casada por cerca de 60 años, pero no tuvieron hijos.

El deceso del otrora militar sucedió el mismo día en el cual familiares de presos de Punta Peuco entregaron una carta al Pleno de la Corte Suprema.

En el escrito, trascendió, expresaron su preocupación por las reacciones que generaron los beneficios extra carcelarios otorgados a militares condenados por delitos de lesa humanidad, lo que incluso terminó en la presentación de una acusación constitucional en la Cámara de Diputados en contra de tres jueces del tribunal de última instancia.

La misiva, además, se basó en el mensaje que el papa Francisco entregó a las internas del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín durante su viaje a Chile, en enero de este año, cuando dijo que “una condena sin futuro no es una condena humana, sino una tortura”.