Pasadas las 16:00 horas de este martes, el papa Francisco llegó -en compañía de la presidenta Michelle Bachelet- hasta el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, lugar donde el jefe de la Iglesia Católica sostuvo un encuentro con las internas del recinto, instancia en la que aseguró que la seguridad pública no debe ser reducida a “medidas de mayor control”, sino que se debe edificar “con medidas de prevención, con trabajo, educación y mayor comunidad”.

El Papa, al tomar la palabra, agradeció el cántico compuesto en su honor por las reclusas, Pastor con olor a oveja, y la oportunidad de visitarlas para estar “más cerca” de tantos hermanos “privados de libertad” a través del país.

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También saludó a los funcionarios de Gendarmería y a sus familias y aseguró que reza por ellos y que pide para las autoridades les brinden condiciones de trabajo dignas para que su dignidad “genere dignidad”.

Bergoglio también agradeció el testimonio de Jeanette Zurita, una interna condenada a 15 años de cárcel por tráfico de drogas. No sólo valoró su actitud, sino que citó parte de su discurso.

El Papa, además, destacó el perdón como una cualidad humana y recordó que Jesús mismo aseveró que quien esté libre de pecado, puede lanzar la primera piedra. “Todos somos pecadores. Todos tenemos pecado”, sentenció.

“Madres, muchas de ustedes han sido madres y han sabido ‘cargar’ en su seno una vida y la gestaron. La maternidad nunca es ni será un problema, es un don, es uno de los regalos más maravillosos que puedan tener”, dijo el Papa.

“Hoy tienen un desafío muy parecido: se trata también de gestar vida. Hoy a ustedes se les pide que gesten el futuro. Que lo hagan crecer, que lo ayuden a desarrollarse. No solamente por ustedes, sino por sus hijos y por la sociedad toda. Ustedes, las mujeres, tienen una capacidad increíble de poder adaptarse a las situaciones y salir adelante”, añadió.

En esa línea, el líder religioso recordó que la dignidad es un derecho y que las reclusas deben exigirlo.

“Estar privadas de libertad (…) no es sinónimo de pérdida de sueños y de esperanzas”, dijo. “Es muy duro y doloroso. Ser privado de libertad no es lo mismo que estar privado de la dignidad-. La dignidad no se toca, a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. De ahí que es necesario luchar contra todo tipo de corsé, de etiqueta que diga que no se puede cambiar, o que no vale la pena, o que todo da lo mismo. Queridas hermanas, ¡no!”, agregó.

De esta manera, Bergoglio les pidió que no olvidaran que la sociedad tiene la responsabilidad y la obligación de reinsertar no sólo a ellas, sino que a todos quienes pasen por la cárcel, aseverando que “la reinserción debe ser el sueño de ustedes” y que “una condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura”.

A modo de terminar su intervención, Francisco pidió a la Virgen María que intercediera por ellas y a éstas a que rezaran por él, “lo necesito”, finalizó.

Testimonios y preparación

La hermana Nelly, encargada de la pastoral, agradeció la visita del Papa al recinto, quien destacó que las cerca de 400 asistentes fueron en representación de los más de 50 mil chilenos pobres privados de libertad ya que, a su juicio, en Chile “se encarcela la pobreza”.

Durante su turno, Zurita le dio la bienvenida al pastor mayor a nombre de todos los privados de libertad y le confesó que el haber sido elegidas fue una “gran bendición”. “Este lugar es muy ingrato”, dijo, añadiendo que sólo madres, hijos y uno que otro esposo llega allí.

Zurita agradeció la labor de los pastores y de los miembros de la Iglesia en la contención emocional y aseguró que los niños son los que más sufren cuando se les “arranca la madre del lado”, sentenciando que -lamentablemente- éste es el motivo por el cual muchos terminan delinquiendo en el futuro.

La mujer, además, precisó que muchas veces los niños terminan al cuidado del Sename, “y todos sabemos lo que pasa en esos centros”, disparó.

“Esto no es lo que nosotras queremos para nuestros hijos, Papa amigo. Aquí en la cárcel he sido testigo de grandes dolores. He visto llorar a muchas compañeras al enterarse que han abusado de sus hijos, o que han matado a alguno de ellos”, admitió.

Finalmente, previo al término de su intervención, Zurita pidió al Papa que el Sistema Judicial modificara las condenas para madres de menores de edad, a modo que ellas puedan cumplir su deuda con la sociedad sin descuidar a sus hijos y que éstos no sean los presos del futuro. Todo frente al ministro de Justicia, Jaime Campos, quien estaba sentado en primer fila junto a la presidenta Bachelet.

Puedes leer el discurso completo del papa Francisco, aquí.