La policía federal brasileña está a cabo docenas de operaciones de búsqueda e incautación y ejecutando órdenes de arresto en una operación dirigida contra una "organización criminal involucrada en el intento de golpe" a principios de 2023.

Las revelaciones de la Policía Federal de Brasil, protagonista de un operativo espectacular: el “Tempus Veritati” (“Tiempo de la Verdad”), puso al expresidente Jair Bolsonaro en las puertas de la cárcel.

La cúpula policial reveló informaciones acerca de cómo fue planificado el golpe de Estado del 8 de enero de 2023 contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Según las averiguaciones de la PF, Bolsonaro y varios de sus ministros y asesores, conspiraron tempranamente junto a altos miembros de las Fuerzas Armadas, para anular las elecciones de octubre de 2022.

Y ante el fracaso de la estrategia de calificar como fraudulentos los comicios, maquinaron un golpe de destitución del líder petista, que incluía poner detrás de las rejas al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes y su colega Gilmar Mendes; además del titular del Senado Rodrigo Pacheco.

En la mira de la Federal hay varios militares de alta graduación asociados a Bolsonaro em el intento de “abolir la democracia”.

Figuran entre ellos, los generales Paulo Sérgio Nogueira, Braga Netto y Augusto Heleno, además del almirante Garnier Santos.

En las 33 acciones desplegadas hoy muy temprano, fueron presos Filipe Martins, asesor en Relaciones Internacionales de la Presidencia; el coronel del Ejército Marcelo Cámara, también asesor y el mayor del Ejército Rafael Martins de Oliveira.

Redada contra Jair Bolsonaro y sus socios

La espectacular redada policial de hoy llegó, también, a la casa de veraneo de Bolsonaro, en Angra, y le exigió al ex mandatario la entrega de su pasaporte, en un máximo de 24horas.

Entre los detenidos figura nada menos que Valdemar Neto, titular del Partido Liberal al que pertenece Bolsonaro.

La PF brasileña confirmó, sin ambages en un comunicado oficial, que existió un plan golpista.

Se sabe, con precisión, el día y la hora en que Jair Bolsonaro recibió de manos de sus asesores, Filipe Martins y Amaurí Saad, una minuta detallada de las acciones a emprender.

Martins, un hombre de extrema confianza de entonces jefe de Estado, fue quien le entregó el plan al ex mandatario, en noviembre de 2022, que se había acordado con sectores de las Fuerzas Armadas.

Pero las tácticas del “bolsonarismo” para desalojar a Lula del Planalto habían comenzado mucho más tempranos: en julio de 2022.

El día 5 de ese mes, hubo un reunión secreta del ex mandatario con su entonces ministro de Justicia, Anderson Torres; con el general Augusto Heleno, ministro jefe del Seguridad Institucional; el general Paulo Sergio Nogueira, ministro de Defensa y el general Walter Braga Netto, ministro jefe de la Casa Civil.

“El verdadero enemigo”

Los investigadores de la PF cuentan con un video de esa cita, claro testimonio de la conspiración: “Revela los arreglos del plan golpista, por parte de la cúpula del gobierno”, que ya entonces planificaron la difusión de noticias falsas sobre las elecciones que estaban por ocurrir (la primera vuelta fue el 8 de octubre).

Esa campaña involucró supuestas denuncias contra la Justicia Electoral y a la Corte Suprema.

Pero hay algo peor: evidencia que los ministros militares y Bolsonaro se dispusieron a espiar en forma activa a Moraes, de modo de poder realizar la captura y la prisión del juez.

Durante ese encuentro, el entonces ministro de Defensa Nogueira identificó al Tribunal Superior Electoral, presidido en la época por Moraes, como “el verdadero enemigo”.

Y afirma que el máximo organismo judicial del país no se ocupa de velar por la “verdadera democracia”.

Un día después del segundo turno de las presidenciales, que consagró la victoria de Lula, el Partido Liberal de Bolsonaro exigió una “verificación extraordinaria” de las urnas.

Justificó esa demanda con el argumento de “falta de confiabilidad” de una parte de las computadoras. En la versión del PL, Bolsonaro habría obtenido 51,05% de los votos. Se comprobó lo contrario.

Posteriormente, hubo una nueva reunión del entonces jefe de Estado con las Fuerzas Armadas.

Y, según revela la Policía Federal, en ella los comandantes le dijeron al todavía presidente que estaban de acuerdo con “desplazar a Lula da Silva”, pero le advirtieron que él no podría retornar a la presidencia. Habría entonces una convocatoria a nuevas elecciones.