Ayer miércoles Nestlé anunció para su mercado en Chile que decidió cambiar su emblemática marca “Negrita” -galleta que nació hace más de 60 años- por “Chokita”.

La compañía explicó que la determinación ocurrió en el marco de un proceso mundial de revisión de su cartera de más de 2 mil marcas y 25 mil productos.

“(…) Esta modificación no afecta de ninguna manera a la receta del producto, que mantiene su calidad y sabor característico de siempre”, afirmó la empresa.

Lo anterior radicó “a la luz de la mayor conciencia sobre las marcas y su lenguaje visual respecto del uso de estereotipos o representaciones culturales”; y en pro del “respeto y la no discriminación”, subrayó Nestlé.

La noticia generó diversas reacciones en Chile: usuarios en general -y hasta políticos y gente del espectáculo- comentaron esta información. Para algunos la decisión “se ajustó a los nuevos tiempos”; y para otros se trató de algo un tanto “exagerado”.

Sin embargo, y tal como reforzó Nestlé, la revisión de su cartera de marcas y productos está realizándose a nivel global.

Según informó New York Times el año pasado Dreyer’s -firma que es propiedad de Nestlé- determinó modificar el nombre del helado “Eskimo Pie” en los lugares donde se vendían por considerarlo actualmente “inapropiado”.

De acuerdo a la publicación, el empaque del helado tenía dibujado a un niño que simulaba ser un esquimal. Si bien ese término “se usa comúnmente en Alaska para referirse a los pueblos inuit y yupik”, muchos lo consideran “despectivo”, ya que fue el término que instauraron los colonos al hablar de los nativos del lugar.

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En Colombia, en tanto, la compañía modificó un chocolate llamado “Beso de negra”, adhiriendo a “la tristeza y la frustración de muchas personas por el racismo y la discriminación que aún prevalecen en las comunidades de todo el mundo”, señaló a Forbes.

El producto pasó a llamarse “Beso de Amor”.

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Otros casos

En el mismo contexto, en 2020 el grupo francés de cosméticos L’Oréal decidió retirar algunos términos como “blanco”, “blanqueador” o “claro” de la descripción de sus productos, tras el contexto mundial de protestas antirracistas.

En Estados Unidos sobre todo, pero también en Francia, India o Australia, las marcas estuvieron bajo presión ante la ola de protestas desencadenada a raíz de la muerte de George Floyd, un afroestadounidense asfixiado por un policía blanco en Minneapolis a finales de mayo.

La estadounidense Quaker Oats (propiedad de PepsiCo) retiró en diciembre pasado su “Aunt Jemima” (Tía Jemima), una mujer negra que ilustraba desde hace 130 años los paquetes de sirope de arce y de sus preparaciones para pancakes.

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Asimismo, PepsiCo anunció hace unos meses un plan de 400 millones de dólares en cinco años “para apoyar las comunidades negras y aumentar su representación” dentro del grupo.

También el año pasado una empresa danesa decidió cambiar el nombre de su palito helado “Eskimo” (esquimal) por evocar en los inuitas y otros pueblos del Ártico “un pasado de humillación y trato injusto”.

La empresa explicó que, inicialmente, no tenía pensado renunciar al término, rechazado por los cerca de 140.000 habitantes autóctonos del Ártico.