Sin duda una de las instancias clave en el crecimiento de un niño, es el momento en que el pasa de dormir en su cuna a una cama. Pero, ¿cómo saber cuándo es el momento ideal? ¿Y cómo hacer que esa transición sea lo más sencilla para todos?

En este contexto, existe un periodo de edad propuesta por los expertos. “Antes de los 3 años, muchos niños no tienen el control del comportamiento o la comprensión para permanecer dentro de los límites imaginarios de una cama”, explica el Dr. Jodi Mindell, presidente del Pediatric Sleep Council, un equipo internacional de expertos en sueño y desarrollo infantil, al diario The New York Times.

De acuerdo a un estudio realizado en 2018, donde se analizó el comportamiento de 2.000 niños pequeños en todo el mundo, se estableció que esperar hasta los 3 años, beneficia significativamente el sueño de un menor.

Asimismo, la mayoría de los pediatras aconsejan cambiarlos a una cama normal cuando el niño mida entre 86 y 91 centímetros o cuando la altura de la barandilla de la cuna sea tres cuartos más baja que su altura. Debes considerar que podría trepar por la estructura.

De la cuna a la cama

Si tu hijo no sabe dormirse de forma independiente, la transición de la cuna a la cama puede ser más complicada. Esto ya que el niño podría dejar su nuevo lugar de descanso por la noche y dirigirse directamente a tu habitación.

De lo contrario, cuando el menor pueda conciliar el sueño por su cuenta, la transición será más suave y rápida, ya que podrá volver a dormirse cuando se despierte por la noche.

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Sigue una rutina

Para evitar complicaciones en la transición, es primordial establecer una rutina constante a la hora de acostarse. El experto recomienda seguir cinco pasos básicos: una comida liviana, bañarse o lavarse, cepillarse los dientes, último viaje al baño y leer uno o dos libros juntos en la habitación de su hijo.

Posteriormente acuesta al niño en la cuna y recuérdale que puede mirar nuevamente el libro o jugar tranquilamente hasta que esté lo suficientemente somnoliento como para quedarse dormido.

Es fundamental mantener esa rutina durante la transición de la cuna a la cama. Asimismo, en las noches en las que no se sienta lo suficientemente somnoliento como para quedarse dormido, recuérdale que mire su libro o juegue en su cama en silencio hasta que lo consiga.

Es un gran paso para ambos y tomará algún tiempo adaptarse por completo. Ser constante y brindar mucho tiempo positivo durante las horas del día les ayudará a usted y a su hijo a adaptarse con éxito a este nuevo entorno de sueño“, enfatiza la Dra. Melissa Burnham, profesora de desarrollo humano y estudios familiares en la Universidad de Nevada Reno.

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Factores para considerar

“Esta transición también puede ser más difícil si la cuna de su hijo está en su habitación y su nueva cama está en otra, por lo que es mejor mover la cuna a la habitación de su hijo primero y asegurarse de que duerma bien allí antes de pasar a una cama”, recomienda la Dra. Mary Sheedy Kurcinka, educadora de padres y consultora del sueño y autora de Sleepless in America.

Una cama se siente más abierta que una cuna. Crea la sensación de un nido cómodo colocando la cama en una esquina y considere ubicarla de modo que la vista sea similar a la que tiene desde la cuna actualmente”, complementa.

Según Mindell, no es necesario invertir de inmediato en una cama nueva para su hijo. Hay varias opciones para que se acostumbre a dormir en su nuevo espacio de descanso.

En este caso, puedes comenzar colocando el colchón de la cuna en el marco de una cama pequeña. De ese modo el niño se irá adaptando gradualmente a medida que crece. Asimismo, no se recomiendan las literas ni camas altas para los menores de 6 años.