Si bien se produjo un desborde o vaciamiento del centro político, que terminó decantando a favor de una opción derechista como la de Kast, no sería pertinente subestimar ni desmerecer el desempeño electoral de la candidata oficialista.

El domingo 14 José Antonio Kast obtuvo una holgada victoria frente a la candidata oficialista Jeannette Jara. Kast obtuvo 7.254.850 votos, equivalente el 58,16%, mientras Jara alcanzó 5.218.444, esto es el 41,84%. A simple vista, Kast logró atraer a la totalidad de los votantes que optaron por candidaturas de derecha, en primera vuelta, además de una parte de quienes respaldaron a Franco Parisi.

Sin embargo, al determinar la procedencia de los votos se observa que tanto Kast como Jara disputaron electores que respaldaron a diferentes candidaturas en la primera vuelta del pasado 16 de noviembre. No todos quienes se inclinaron por opciones de derecha, en primera vuelta, lo hicieron automáticamente por Kast en el balotaje. Por ende, cabe preguntar, ¿de dónde provino la votación que explica el crecimiento y el resultado diferenciado entre Kast y Jara?

Si observamos la totalidad del padrón, para el día del balotaje, el porcentaje de quienes se abstuvieron (nulos, blancos o no acudieron a votar), fue superior al de la primera vuelta. Mientras el porcentaje de abstencionistas en primera vuelta llegó al 16,0%, en el balotaje aumentó a un 19,1%.

Es por eso que, como lo muestra el siguiente cuadro, si se considera la totalidad del padrón, el porcentaje de votos obtenidos por Kast habría sido 47,1%, al mismo tiempo que la votación de Jara alcanzaría tan solo el 33,8%. Pese al voto obligatorio, la primera y la segunda vuelta registraron un abstencionismo que fue entre el 16% y el 19,1% respectivamente, algo que estaría dentro de lo normal dada las circunstancias que impiden a ciertos electores concurrir a votar.

Por otra parte, tanto Jara como Kast retuvieron la totalidad de su votación de primera vuelta. No obstante, la votación obtenida por Parisi en primera vuelta (19,71%) se distribuye en mayor volumen hacia Kast.

Del total de votos de Parisi, el 33,3% se inclinó hacia Jara en el balotaje y el 55% respaldó a Kast. El 11,7% restante de la votación obtenida por Parisi derivó en abstencionismo. En lo que respecta a la votación de Johannes Kaiser, la totalidad de sus adherentes apoyaron a Kast.

En cambio, Jara logró atraer el 30% de la votación de Evelyn Matthei; por su parte, hacia Kast se inclinó el 59% de los electores que en primera vuelta respaldaron a la candidata de Chile Vamos, mientras que el 11% se tradujo en abstención.

Si bien se produjo un desborde o vaciamiento del centro político, que terminó decantando a favor de una opción derechista como la de Kast, no sería pertinente subestimar ni desmerecer el desempeño electoral de la candidata oficialista.

En efecto, Jara logra también traspasar las fronteras propias de la izquierda y de la centro izquierda, a pesar de su condición de militante comunista, al conquistar a electores que apoyaron a la candidata de Chile Vamos. E incluso logra tener un buen desempeño frente a electores que respaldaron la opción populista de Parisi, quien dice situarse “más allá de la izquierda y de la derecha”.

Aparte de lograr asegurar buena parte de la adhesión de los votantes de derecha, Kast tiene un mejor rendimiento que Jara frente a esa forma de populismo que subyace a la candidatura de Parisi.

En tal sentido, conseguir poco más de la mitad de los votos de Parisi se transformó en condición necesaria para que Kast pudiera asegurar una holgada victoria y, al mismo tiempo, evitara la llamada “derrota digna” de la candidata oficialista, entendiendo por tal una votación en torno o superior al 45%.

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Por otra parte, se podría decir que existe una “pulsión natural” de los adherentes a Parisi a inclinarse luego hacia opciones de derecha, extrema o radical si se prefiere.

Esto debiese ser un antecedente a tener en cuenta para anticipar cómo se podrán comportar parlamentarios electos por el Partido de la Gente (PDG), a partir del próximo 11 de marzo. Por más que algunos sigan los lineamientos de la diputada Pamela Jiles, en aspectos sustantivos el grueso de los diputados del PDG tenderá a respaldar iniciativas del nuevo gobierno.

Kast se impuso de manera holgada y al mismo tiempo se transformó en el presidente más votado de la historia política de nuestro país. Con el volumen y el porcentaje obtenido en el reciente balotaje, sobrepasa los umbrales de elecciones anteriores, como las que permitieron los triunfos de Sebastián Piñera en 2010 y 2017, y en especial la votación de Pinochet en el plebiscito de 1988.

Con ello, es factible pensar que el clivaje autoritarismo-democracia, predominante por más de dos décadas, terminó siendo desplazado, tal como lo han señalado destacados analistas y politólogos en los últimos días.

Octavio Avendaño
Pablo Sandoval
Departamento de Sociología
Universidad de Chile

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