La Contraloría General de la República inició una auditoría por la millonaria compra en peluches que realizó la Municipalidad de Maipú hace unos meses. Se trata de la adquisición de 30 mil peluches de Renacín, mascota municipal, y Smapina, que representa a la sanitaria de la comuna.

Según se denunció en septiembre de 2018, la compra en $50 millones de estos peluches se realizó a través de la Corporación de Educación de Maipú.

De acuerdo a la orden de compra, los peluches fueron incluidos en el proceso de captación y retención de matrícula para 2018 del Fondo de Apoyo a la Educación Pública (FAEP).

Debido a esta compra un grupo de parlamentarios y concejales presentó un requerimiento a la Contraloría para que fiscalizara esta situación. La solicitud fue pedida en septiembre por los diputados de oposición Pablo Vidal, Claudia Mix y Carmen Hertz, además de los concejales Ariel Ramos y Gonzalo Ponce.

La idea de la solicitud era “fiscalizar e investigar a esta entidad edilicia en lo relativo a compras que se han realizado con cargos a recursos de dicha comuna y al Fondo de Apoyo a la Educación Pública, a fin de determinar eventuales irregulares, faltas a la probidad y responsabilidades administrativas sobre el manejo y destinación de dichos fondos públicos”.

Inicio de auditoría

Tras un par de meses, la Contraloría notificó a los políticos sobre el inicio de una autoría al interior de la Municipalidad de Maipú.

A través de un oficio se les notificó que “se debe informar que esta Entidad de Control mediante el oficio N° 12.303, de 20 de noviembre de 2018, comunico al referido municipio el inicio de una auditoría al proceso de adquisiciones y abastecimiento y a los gastos por concepto de subvenciones y aportes provenientes del Ministerio de Educación”.

En conversación con BioBioChile, el concejal Ariel Ramos valoró el inició de esta auditoría por parte de la Contraloría y señaló que “esperamos que llegue a buen puerto”.

Consultado por qué decidieron presentar este requerimiento, explicó que encontraron que se estaba realizando un “mal uso de los fondos públicos” que sirven para la gestión educativa. Además, denunció que estos peluches han sido utilizados como algo “propagandístico” y además que han sido regalados no sólo a niños, sino que también a adultos y a autoridades de otras comunas.

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Tras conocerse esta polémica en septiembre de 2018, la alcaldesa de Maipú, Cathy Barriga se defendió a través de su Instagram. En la cuenta explicó que los peluches “tienen que ver con un mensaje de educación, acercamiento y cuidado del medio ambiente. Incentivar también las matrículas de nuestros establecimientos municipales”.

“Todos tienen a Renacín y Smapina, ellos proyectan el cuidado del medio ambiente y el agua”, sostuvo.

En tanto, esta no es la primera vez que Barriga se enfrenta a la Contraloría. En junio del año pasado desde la entidad le pidieron que dejara de utilizar su imagen en afiches para difundir actividades comunales y también en octubre recibió una multa por parte de la Contraloría tras realizar un polémico “Kiki Challenge” tras comprobarse el uso de fondos municipales.