El expresidente de la Corte Suprema, Milton Juica, se mostró crítico ante las rondas policiales masivas promovidas por el Gobierno.

“Todavía no sé si estas redadas que se hacen cumplen algún fin. Para mí, el fin que cumplen es la de infundir temor para que la gente no salga a la calle”, dijo Juica en entrevista que publica esta jornada la revista Sábado.

“Lo único que ha pasado es que volvimos a la época de la dictadura con un toque de queda: ‘No salga mucho a la calle porque puede haber una redada y lo pueden llevar preso’, sobre todo a los jóvenes, y ellos son los más afectados en este país. También tienen muchas necesidades, y muchas necesidades de afecto, además. Y más si no hay una buena política de rehabilitación, con medidas financiadas”, agregó.

“Hablamos mucho del Sename, pero si no hay un peso para mejorar en infraestructura, educación, salud para esos niños, no hay mejora. Entonces, el problema de la delincuencia juvenil se soluciona, para algunos, bajando la edad, o sea, metiendo a más presos. Metamos presos hasta los niños. Y eso para mí no es una solución, no va a la raíz del problema”, sentenció.

Reconocido juez vinculado a causas sobre violaciones a los derechos humanos ocurridos en dictadura, se le consultó sobre si las libertades condicionales otorgadas a reos de Punta Peuco constituyen un revés a su trabajo. Expresó que ello “no echa abajo nada (…) esto no es un perdonazo y no mancha todo el trabajo que se ha hecho desde el retorno a la democracia”.

En pasajes de la entrevista, se le pregunta si fue un juez de izquierda. “Cuando era universitario me entusiasmó la idea de la izquierda y del Partido Comunista. Me sentí tentado, conversé con compañeros comunistas, muy buenas personas, muy buenos amigos. Pero no fue más que eso, porque yo siempre preferí el fútbol a la política, era deportista. Y la intención se terminó cuando opté por el Poder Judicial”, indicó.

Recordó que la CNI tenía sistemas de espionaje al interior de la justicia: “Era un funcionario que se daba vueltas, y todos sabían que era de la CNI. Él registraba y daba cuenta de qué es lo que pasaba en el Palacio de Tribunales. En esa época, si a uno se le ocurría hacer un reclamo, lo anotaba y pasaba a una ficha de al CNI”.

En muchas ocasiones se sintió seguido y sus hijos fueron amenazados de muerte, relató. “No fue fácil (…) pero nunca tuve terror”, afirmó.