El equipo legal ruso tiene este jueves el turno de palabra para defender a Rusia en un caso ante la CIJ en el que Kiev la acusa de discriminar al pueblo tártaro de Crimea y Ucrania, y de apoyar con armas y dinero a las fuerzas prorrusas en su violencia armada y su “insurrección” contra el Estado ucraniano desde 2014, lo que tilda como “financiación del terrorismo”.

El embajador ruso en La Haya, Alexander Shulgin, dijo durante un discurso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, que fue Ucrania quien voló la represa de Nueva Kajovka con “ataques de artillería”.

Tras esto el representante ruso tildó de “neonazi” al Gobierno del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

El embajador ruso contestó así a la acusación hecha este miércoles ante este mismo tribunal por Ucrania, que aseguró que Rusia es “un Estado terrorista, un agresor” y la responsabilizó de la destrucción de la represa de Kajovka, en el río Dniéper.

“Esto lo hizo Ucrania. El régimen de Kiev no solo lanzó masivos ataques de artillería contra la represa en la noche del 6 de junio, también forzó deliberadamente el nivel del agua del embalse de Kajovka a un nivel crítico al abrir las válvulas de la planta hidroeléctrica”, dijo el representante ruso ante la CIJ.

Shulgin instó a la CIJ a “desestimar” este caso contra Rusia por presunta financiación de terrorismo y por discriminación debido a la “falta de fundamento legal que lo respalde”.

Además, aseguró que Ucrania quiere asumir el rol de “acusación y trata de posicionarse como protector del pueblo de Crimea”, mientras oprime y acusa a los pueblos de “las repúblicas popular de Donetsk y de Lugansk de ser organizaciones terroristas supuestamente financiadas por Rusia, lo que no podría estar más lejos de la verdad”.

Discusión en la Corte Internacional de Justicia por la represa de Kajovka

Aseguró que esos supuestos “grupos neonazis en los que se apoya el régimen ucraniano actual empezaron por animar la revuelta armada en el oeste de Ucrania mucho antes de los eventos que ocurrieron en el este del país, y continuaron con la violencia en el Maidán en Kiev, cuyo efecto era la caída del presidente y el gobierno legítimo” de Ucrania.

Acusó al Ejecutivo de Zelenski de estar formado por “neonazis, líderes del Maidán, y sus colaboradores, quienes llegaron a cargos clave en fuerzas armadas, policía y propaganda”.

Luego lo acusó de “sembrar el terror a lo largo de todo el país, matando a líderes de la oposición, políticos, periodistas y ciudadanos comunes simplemente porque se atrevieron a expresar su desacuerdo”, afirmó el embajador.

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Además, Shulgin aseguró que Kiev acusaba a los opositores, sobre todo de la región del Dónbas, “de terroristas para justificar esta brutal represión”.

El propio presidente ruso, Vladímir Putin, argumentó su invasión a Ucrania en febrero del año pasado como una “operación militar especial”. Esta, destinada a la “desmilitarización y desnazificación” del Estado ucraniano.