Una columna de en torno a un millar de inmigrantes irregulares se concentra en el límite entre Bielorrusia y Polonia. La situación, que tensa aún más las relaciones entre el régimen de Alexandr Lukashenko y la Unión Europea, registra también episodios de violencia entre uniformados de ambos lados de la frontera, siendo víctimas también los migrantes que mayormente provienen de países en conflicto en el Medio Oriente.

Miles de refugiados sirios, iraquíes, afganos o yemeníes llevan semanas atrapados en un bosque entre Bielorrusia y Polonia por el chantaje organizado desde el régimen bielorruso tras las sanciones europeas. Como respuesta a esas medidas, Minsk deja pasar a los refugiados que quieren llegar a Europa. Al menos diez personas habrían muerto en esta tierra de nadie, según Varsovia; otros, dan media vuelta tras 18 días vagando por el bosque.

Mazen y otros dos refugiados sirios dejaron su país el pasado 15 de octubre. Pagaron 5.300 dólares (más de 4 millones de pesos chilenos) a un traficante que les había prometido llevarlos hasta Europa. Pero los tres se encontraron bloqueados, como en una trampa, entre los soldados bielorrusos y el ejército polaco.

“El tono subió entre las dos partes, se insultaban, gritaban. Los militares bielorrusos disparaban balas a nuestro lado y al aire. Después los militares polacos lanzaron cohetes hacia el cielo”, explica Mazen. “Pensamos que íbamos a morir. Había otros refugiados, algunos se desmayaron. Nosotros los sosteníamos para que no se murieran ahogados en el río”, añade.

Los tres amigos sirios estaban con otros afganos, iraquíes, algunos iban en familia con niños pequeños. En Bielorrusia, las autoridades detienen a los inmigrantes de forma sistemática y luego los envían a campamentos en medio del bosque.

“Tuvimos que beber agua de los estanques para no morir de sed. Teníamos que hidratarnos, comimos hierba, no había nada más que llevarse a la boca”, cuenta Abdallah, de 32 años.

Tras 18 días y cuando ya estaban muy débiles, consiguieron huir del campamento y salir de Bielorrusia. Ahora esperan llegar hasta Líbano, y desde allí conseguir el estatuto de refugiados en algún país occidental.

La migración como arma

Este escenario se da en un contexto de creciente tensión entre Polonia y Bielorrusia.

El Gobierno de Polonia y la oposición bielorrusa han denunciado el avance de cientos de migrantes en territorio de Bielorrusia y han acusado al Gobierno de Alexander Lukashenko de orquestar este movimiento masivo, que no tendría precedentes desde que se inició la crisis migratoria en la región.

Cuentas afines a la oposición en Bielorrusia, entre ellas la del medio Nexta, han publicado este lunes en redes sociales las imágenes de un gran grupo de migrantes avanzando por una carretera y supuestamente bajo la vigilancia de las fuerzas de seguridad.

“El régimen bielorruso aumenta la crisis fronteriza”, denunció la excandidata presidencial Svetlana Tijanovskaya, quien acusó a Lukashenko de “empujar” a estas personas hasta la linde con Polonia y le hizo “plenamente responsable” de lo que ha catalogado como una “guerra híbrida”.

Tijanovskaya, que abandonó Bielorrusia tras las controvertidas elecciones de 2020, exigió una “contundente respuesta” a estos desafíos, con una alusión expresa al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para instarle a discutir una crisis que comenzó a finales de mayo, cuando Lukashenko avisó de que no impediría el paso de migrantes hacia países de la UE como represalia por las sanciones.

También Varsovia consideró “muy preocupantes” las imágenes de este lunes, según un portavoz del Gobierno polaco, Stanislaw Zaryn. “Intentarán entrar en masa en Polonia”, advirtió en su cuenta de Twitter, donde dijo también que “el mayor intento de entrada en Polonia hasta la fecha acaba de comenzar”.

Zaryn aseguró que estos migrantes, “en su mayoría hombres jóvenes”, avanzan con la connivencia de las fuerzas bielorrusas, que estarían guiando al grupo. En este sentido, subrayó que se trata de “otro ejemplo de la actividad hostil del régimen (de Lukashenko) contra Polonia”.

Las autoridades polacas estiman en más de 30.000 los intentos de paso ilegal en la frontera desde principios de año, según la agencia de noticias PAP. El Gobierno polaco ha reforzado la vigilancia en la zona, para lo cual decretó a principios de septiembre el estado de emergencia en las regiones adyacentes con Bielorrusia.