El primer ministro de Australia, Scott Morrison, reaccionó a un reportaje en que se reveló que Donald Trump le habría pedido ayuda en una investigación de la indagatoria que hizo el fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia rusa en la elecciones estadounidenses de 2016.

El periódico The New York Times, citando a dos funcionarios estadounidenses sin identificarlos, dijo más temprano que el pedido, orientado a desacreditar la investigación sobre el caso ruso, se realizó durante una conversación telefónica reciente entre ambos líderes.

Un vocero del gobierno australiano confirmó este martes que la solicitud se realizó, sosteniendo en un comunicado que Australia “ha estado siempre lista para asistir y cooperar con los esfuerzos para arrojar luz sobre asuntos que están bajo investigación”.

“El primer ministro confirmó esta disposición una vez más en una conversación con el presidente” Trump, añadió.

El Times señaló que la Casa Blanca restringió el acceso a la transcripción de la llamada, de una manera similar a lo que hizo con una polémica conversación telefónica del 25 de julio entre Trump y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.

Esa comunicación, durante la cual Trump pidió a Zelenski que investigara al exvicepresidente demócrata Joe Biden, su potencial rival para las elecciones de 2020, ha llevado a lanzar una investigación de juicio de desafuero en la Cámara de Representantes liderada por los demócratas.

Por otro lado, el Washington Post reportó que el fiscal general Bill Barr ha tenido varias reuniones fuera de su país con funcionarios de inteligencia extranjeros, en un esfuerzo por socavar la conclusión de investigaciones estadounidenses de que Moscú ayudó a Trump a ganar las elecciones presidenciales de 2016.

Según el diario, además de contactar al líder australiano, Barr se reunió con la inteligencia británica y la semana pasada estuvo en Italia, con el fiscal estadounidense John Durham, pidiendo la ayuda de Roma para revisar la investigación rusa de 2016.

El Post dijo que Barr corría el riesgo de parecer estar utilizando su poder como titular del Departamento de Justicia para ayudar políticamente a Trump cuando enfrenta un juicio de destitución.

“Caza de brujas política”

La investigación de Mueller sobre la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses se completó en marzo con la identificación de numerosos actos de colusión o intentos de colusión entre la campaña de Trump y Moscú.

Pero después de que Mueller dictaminó que no había suficiente material para cargos criminales, Trump pidió otra investigación sobre lo que llamó la “caza de brujas política” y el “engaño” de Rusia.

El Departamento de Justicia designó a Durham para analizar los orígenes de la indagatoria de Mueller, incluida la evidencia que llevó a la CIA, el FBI y otras agencias de inteligencia a declarar que Rusia interfirió en 2016 para impulsar a Trump.

La investigación original del FBI sobre el caso ruso fue lanzada después de que la oficina recibió información de funcionarios australianos, en Inglaterra, sobre un encuentro entre personas ligadas a la inteligencia rusa y funcionarios de la campaña de Trump.

En un comunicado, el Departamento de Justicia defendió los contactos en el exterior y dijo que el papel que jugaron Barr y Trump fue ayudar a Durham a conseguirlos.

“Durham esta reuniendo información de numerosas fuentes, incluidos varios países extranjeros”, dijo la portavoz del departamento de Justicia Kerri Kupec.

“A pedido” de Barr, “el presidente ha contactado a otros países para pedirles que les presenten al fiscal general y al señor Durham a los funcionarios apropiados”, dijo la vocera.