Argentina padece la caída a niveles inferiores al 50% de la vacunación de la población contra poliomielitis, difteria y sarampión, cuando hace apenas unos años superaban holgadamente el 90%. Más allá de la estadística técnica, es una alerta sobre el retroceso de la inmunidad colectiva y el riesgo del retorno de enfermedades que se habían logrado controlar. De hecho, en la última semana, se activó una alerta por contagios de sarampión.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) tomó los bajos números de vacunación del 2024 (últimos disponibles), elaborados a partir del Ministerio de Salud y de su Observatorio de la Infancia y Adolescencia, y expresó su “profunda preocupación” frente a un escenario que califica como “frágil” y que compromete tanto la protección individual como la salud pública.
“Se constata un descenso sostenido y generalizado en la administración de vacunas fundamentales del Calendario Nacional de Vacunación (CNV)”, indicaron los médicos a modo de advertencia directa, al afirmar que “las bajas coberturas de vacunas esenciales ponen en riesgo la protección comunitaria y favorecen la reemergencia de enfermedades eliminadas”.
En consecuencia, la SAP reclamó medidas inmediatas para recuperar la estabilidad del sistema, a través de estrategias activas de búsqueda de niños, embarazadas y adolescentes con esquemas incompletos; campañas escolares de vacunación; capacitación continua de los equipos de salud; y acciones masivas de comunicación para contener la desinformación alrededor de las vacunas.
El recordatorio final de la Sociedad Argentina de Pediatría apunta al corazón del problema: todas las vacunas mencionadas integran el Calendario Nacional de Argentina, son gratuitas y obligatorias. Están disponibles en cualquier centro de salud pública.
Vacunas triple viral, contra la polio y la bacteriana: los desplomes en Argentina
A nivel general, en 2024, ninguna de las vacunas analizadas alcanzó la meta programática del 95% establecida para asegurar la inmunidad colectiva.
En la vacuna triple viral, que protege contra sarampión, rubéola y paperas, y es obligatoria en Argentina a los 5 años, la caída es contundente. En el período 2015-2019 promediaba el 90% de cobertura en la población objetivo; el año pasado apenas llegó al 46,7%.
En el mismo grupo etario, el refuerzo de polio retrocedió del 88% al 47%. Y la triple bacteriana celular, también aplicada a los cinco años, descendió del 88% a apenas 46%.
En paralelo, la inmunización contra difteria, tétanos y tos ferina cayó del 93% al 46,4%, una marca que para los infectólogos constituye una señal directa de vulnerabilidad poblacional.
En la adolescencia, la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) alcanzó una cobertura de 55% en mujeres y 51% en varones, mientras que la triple bacteriana acelular (dTpa), aplicada a los 11 años y clave para cortar la transmisión del coqueluche hacia los lactantes, bajó del 82% al 54% durante 2024.
En regiones del norte donde se aplica la vacuna contra la fiebre amarilla (Misiones, Corrientes, Formosa, y áreas de Salta, Jujuy y Chaco), el retroceso dejó números alarmantes: un 30,3%, cuando un año antes alcanzaba el 60,3%.
El impacto de no vacunarse: detectan brotes de sarampión en Argentina
Junto con el aviso de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre la pérdida en América del estatus como región libre de transmisión endémica del sarampión, debido a la transmisión endémica registrada en Canadá, Argentina sufrió este año un brote con 35 casos confirmados de la enfermedad.
La última semana, Salud emitió una advertencia por un posible brote de sarampión entre los pasajeros del bus que recorrió Retiro-Federación de la empresa San José S.R.L., por lo que las personas debían estar atentos ante la aparición de posibles síntomas, como por ejemplo, tos, secreción nasal, manchas rojas en la piel, fiebre y conjuntivitis.
Además, Argentina enfrenta un brote de coqueluche (tos convulsa) que suma 516 casos y cinco fallecidos en la provincia de Buenos Aires.
El panorama se vuelve más complejo con otro dato en ascenso: los casos de tuberculosis aumentaron un 65% en los últimos cinco años y este año llegaron a 13.794.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había advertido sobre la reaparición global del sarampión y la tos convulsa, enfermedades prácticamente “olvidadas” en países con buena tradición vacunatoria, y atribuye el resurgimiento al descenso sostenido de coberturas en los últimos 15 años.
Así, Argentina se ubica dentro de ese fenómeno internacional, agravado por la proliferación de discursos antivacunas que se multiplicaron después de la pandemia de Covid-19.