Las manifestaciones contra la carestía de la vida, que agitan a Israel desde hace un mes, se reanudaron el sábado al anochecer en una docena de ciudades, exceptuando a Tel Aviv y Jerusalén, para tratar de extender las protestas a todo el país.

A las 21H00 (18H00 GMT), unas 50.000 personas se habían movilizado en todo el territorio nacional.

El principal mitin estaba previsto en Beersheva (sur), donde los organizadores esperaban movilizar a decenas de miles de participantes llegados de la región del Neguev.

En Haifa, la capital del norte del país, se congregaron unos 25.000 manifestantes, según la policía. Había otros 5.000 en Afula (Galilea, norte), 2.000 en Modiin (centro) y 1.500 en Eilat (extremo sur).

Este sábado, el objetivo declarado de los organizadores no era únicamente de diversificar el movimiento, sino de movilizar a los sectores más desfavorecidos de la población para no aparecer como una protesta burguesa.

Hasta ahora, los más activos han sido la clase media y los estudiantes.

El sábado pasado, más de 300.000 personas manifestaron en Tel Aviv.

Según una encuesta difundida el martes pasado, la gran mayoría de la población israelí (88%) apoya a este movimiento de protesta social, el primero de este tipo de semejante magnitud en Israel, y 53% de ellos afirman estar dispuestos a participar en las manifestaciones.

Ante las fuertes presiones, el primer ministro Benjamin Netanyahu dice estar dispuesto a flexibilisar su enfoque ultraliberal de la economía para responder a las exigencias de los manifestantes.