Es común escuchar que en los meses de calor “la gente florece”. Días más largos, mayores temperaturas y una atmósfera estival propiciarían una mayor sensación de bienestar en las personas. ¿Pero qué pasa en invierno?

Si bien el frío tiene efectos diversos en las personas y es factor para que proliferen enfermedades respiratorias, entre otras, a algunos les impacta de manera más profunda.

Son quienes sufren de Trastorno Afectivo Estacional (TAE), comúnmente llamado “Depresión de Invierno”, condición que Macarena, publicista de 27 años, comenzó a experimentar hace cuatro años. Durante esta época siento que cambio de ánimo, que tengo menos ganas de hacer cosas, salir de la casa e, incluso, ver a mis amigos”, asegura.

Según Solange Miller, Coordinadora de Psicología de Clínica RedSalud Santiago, en el Trastorno Afectivo Estacional el factor de la exposición solar es clave. “En invierno los días se acortan, hay menos exposición a la luz sola y, por lo tanto, el cerebro libera más melatonina. Esta hormona tiende aletargarnos y volvernos más sedentarios, ya que es resultado de una descoordinación de nuestro reloj biológico”, asegura. Asimismo, agrega que hay otra hormona involucrada, la Serotonina, que regula los estados de ánimo.

En cuanto a la población de riesgo, asegura que esta condición se da más en mujeres, especialmente entre los 20 y 40 años.

En todo caso, querer pasar más tiempo en casa, acostado y sin hacer actividad física no es un factor determinante en sí mismo para diagnosticar Depresión de Invierno.

Según Miller, este trastorno se da más frecuentemente en personas que ya manifiestan alteraciones de ánimo, ansiedad o depresión, y para saber si se está frente a un caso de TAE, éstas deben presentar ciclos de desgano más de una vez durante esta época.

“Si se convierte en un patrón estacional, se puede tener más certeza sobre el diagnóstico”, manifiesta. Además, las personas presentan otras señales, como apatía, irritabilidad, hipersensibilidad, desconcentración y pocas ganas de hacer cosas, lo que puede generar problemas en los estudios y el trabajo.

Es lo que le pasa a Macarena, quien en estos meses ha cambiado su rutina de sociabilizar con familiares y amigos por largas horas en cama viendo series. “No siento ganas de interactuar con gente y por eso puedo esta fácilmente un fines de semana enteros durmiendo, viendo Netflix y levantándome solo para ir al baño y comer algo”, sostiene.

De todas maneras, comenta que su círculo cercano está al tanto de su situación y no se ve presionada por hacer cosas que no quiere. “Al principio me obligaban a salir o insistían en hacer cosas, pero eso terminaba por enojarme más y tener enfrentamiento con mis afectos. Hoy tengo mi espacio y la libertad para decidir cuándo hacer o no algo”, agrega.

No todo está perdido

Aunque el invierno es inevitable, para Macarena y las personas con Depresión de Invierno hay alternativas para enfrentar esta época de una mejor manera.

Por ejemplo, la fototerapia, que consiste en el uso de lámparas con luz intensa por determinados períodos durante las mañanas. La exposición a ellas, aseguran, serviría para regular los procesos biológicos y controlar la secreción de melatonina y regular los ciclos circadianos del cuerpo.

Asimismo, aceptar este trastorno como algo estacional es un paso importante para tomar otras medidas, como promover la actividad física, tener una buena alimentación –ya que la depresión de invierno incrementa las ganas de consumir alimentos altos en azúcares, almidones y carbohidratos- reunirse con amigos si se quiere y aprovechar el tiempo de soledad en actividades que sean agradables.

Eso sí, algo fundamental es consultar a un especialista para evaluar el grado de profundidad del TAE y tener una orientación experta y evitar la automedicación, ya que el consumo de fármacos equivocados podría tener consecuencias graves para la salud.