La Confederación Nacional de la Salud Municipal (Confusam) convocó este miércoles, a nivel nacional, a un paro de 24 horas para reclamar por las constantes agresiones que son objeto, solicitando mayor seguridad en sus lugares de trabajo.

La medida busca exponer casos como lo ocurrido en Hualqui, región del Bío Bïo, donde un hombre ingresó armado y asesinó a dos pacientes y dejó herido a un tercero, además de otros hechos en los que, acusaron, los trabajadores carecen de protección.

Éstos, además, dieron como ultimátum el 8 de junio para que La Moneda proponga sus medidas en la materia. En caso que esto no ocurra, no descartaron nuevas paralizaciones.

En Talca, la paralización de actividades de los centros de atención primaria se desarrolló sin mayores inconvenientes, salvo por el caso de un usuario que “gritoneó” a una odontóloga del Centro Comunitario de Salud Familiar Carlos Trupp, detalló el Diario El Centro.

Es justamente por este tipo de hechos que los trabajadores están cansados de los malos ratos que deben pasar, y acusan que se les exige de mala forma la atención.

La Confusam recalcó que “ya desde la administración anterior de la presidenta Bachelet (se) exigió al Gobierno tomar medidas para resguardar la seguridad del personal que se desempeña en servicios de salud, petición que fue en lo formal acogida en un Protocolo de Acuerdos”.

Sin embargo, “en la práctica no llevó a ninguna medida en concreto, razón por la cual dicha demanda fue trasladada al actual Gobierno, dando paso a un nuevo acuerdo de reciente firma con las actuales autoridades de salud”.

Malos tratos

Omar Ramírez, técnico de enfermería del Cesfam José Dionisio Astaburuaga (consultorio norte) lleva muchos años trabajando en la salud primaria.

Según su experiencia, la violencia de parte de algunos usuarios hacia los funcionarios ha aumentado, volviendo la situación insostenible.

Por ejemplo, “hay un matrimonio de la tercera edad que llega acá y vienen predispuestos a pedir atención, tanto en SOME, después con nosotros, con groserías, a tratarnos mal y aunque nosotros los tratemos de buena manera, la agresión es igual. La gente se extraña que sean de la tercera edad y nos traten así”, indicó el profesional.

Aseguró que están obligados a seguir atendiéndolos porque son pacientes crónicos, pero que para terminar con los ataques, han interpuesto reclamos formales en la dirección del recinto, sin embargo, no han recibido respuesta.

Robos constantes

Nery Wadde, técnico paramédico del Centro de Salud Familiar Julio Contardo (consultorio Las Colines) comentó que trabaja hace 29 años en el centro de salud y que es habitual que sean víctimas de robos y hurtos.

“Hace tres semanas me robaron mis cosas del casillero, pero así como a mí, se han robado tarjetas, han clonado tarjetas, hay muchas personas que le han hecho daño con la parte económica. Cualquier persona llega y se mete a nuestros casilleros”, señaló la funcionaria.

A su juicio, la responsabilidad de resguardar la seguridad de los trabajadores es del municipio.

“Aquí no hay vigilancia externa y entra cualquiera y todo se pierde. Aquí no hay guardias, no hay nada, estamos a la deriva nosotros. El tema de las agresiones verbales lo mismo, han sido siempre pero ahora están aumentando. Hay gente que le han hecho mucho más daño que a mí”, indicó Wadde.

Un problema nacional

A nivel nacional, se suman otros hechos de extrema gravedad como incendio de vehículos, apedreamiento de instalaciones sanitarias, portonazos a ambulancias, pero también agresiones físicas tan violentas como la que afectó a una dirigente de la Confusam en Rancagua, víctima de un intento de homicidio por parte de un usuario.