10 años se cumplieron de la desaparición de Mariela Barra, vecina del sector La Vara de Puerto Montt, en la región de Los Lagos.

Familiares de la mujer reclaman nulos avances en la investigación porque a la fecha no hay hallazgos ni se identifican responsables.

Tres mil 650 días han pasado desde la última vez que su familia compartió con ella, quien a sus 42 años fue vista por última vez en la localidad distante a 10 kilómetros de Puerto Montt.

En el camino, quedó la carrera de un abogado como miembro de la Fiscalía, quien lideró en primera instancia las indagatorias, y la causa ha pasado por la PDI y Carabineros sin que nadie encuentre respuesta para las familias.

Mariela llegó desde Talcahuano en 2009 para vivir en La Vara, en el sector hizo familia con Bernardo Betancourt, quien durante el primer año de investigación fue el principal blanco de la indagatoria, lo que finalizó cuando la policía uniformada tomó las riendas y puso la vista en Milton Hernández, quien sería el último que vio con vida a la mujer.

Hernández fue absuelto en 2018 por falta de pruebas y el exfiscal Sergio Coronado, quien llevó inicialmente el caso fue condenado por detenerlo ilegalmente, según concluyeron los jueces.

El esposo de la desaparecida, Bernardo Betancourt, en conversación con La Radio comentó que en los últimos dos años no ha sido contactado por nadie del Ministerio Público, lamentando que ser una familia de escases de recursos implique una falta de acción por parte de la justicia.

Agregó que sienten que el caso de Mariela Barra, es una historia más en la que el sistema deja de lado la parte humana, tratándola como una carpeta más entre las que acumulan polvo.

También comentó que vive como un viudo, criticando el mal sistema y afirmando que sólo le resta esperar la “justicia divina”.

Katherine Barra, hermana de Mariela, detalló que la mujer era la penúltima de cinco hermanos y la recordó como una persona alegre y confiada con los demás.

La historia de Mariela Barra seguirá vigente para quienes aún esperan respuesta a su desaparición y pese a que el sistema, según acusan sus cercanos, no hace absolutamente nada para ayudarles a cerrar el doloroso ciclo.