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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Un sector de la centroizquierda chilena, tras la derrota ante José Antonio Kast y el avance de la derecha, se sometió a un profundo ejercicio de reflexión liderado por la Fundación por la Democracia. El informe “Renovar la esperanza: el desafío de la nueva centroizquierda” destaca la necesidad de reconstruir un proyecto con vocación de mayoría, ante el avance de la derecha y la incapacidad de ofrecer certezas por parte del campo democrático.

Tras la derrota electoral frente a José Antonio Kast y en un escenario marcado por el avance de proyectos de derecha en Chile y el mundo, un sector de la centroizquierda decidió poner en pausa la contingencia para mirarse al espejo.

En un ejercicio de reflexión liderado por la Fundación por la Democracia -ligada al PPD– y desarrollado durante varios meses previo a las elecciones, el sector buscó ordenar el diagnóstico, asumir errores y delinear un camino estratégico para un sector que reconoce estar ante una disyuntiva histórica: reconstruirse o volverse irrelevante.

Los resultados quedaron estampados en el informe “Renovar la esperanza: el desafío de la nueva centroizquierda”.

“Este nuevo contexto obliga a la centroizquierda progresista y al socialismo democrático a revisar con honestidad su propio rol en este desenlace” , sostienen.

La derrota frente a Kast y el avance global de la derecha

El documento fue elaborado durante varios meses mediante un proceso colectivo, según explicaron en la interna de la fundación liderada por el expresidente del PPD, exdiputado y exsubsecretario de Defensa, Víctor Barrueto. En él participaron también figuras como Francisco Vidal, Sergio Bitar y Guido Girardi.

El resultado, subrayan, no pretende cerrar debates, sino abrirlos, y ofrecer una base común para la reconstrucción de un proyecto con “vocación de mayoría”.

El foco del asunto es el siguiente. La Centroizquierda situó el triunfo presidencial de José Antonio Kast como un punto de inflexión. No lo interpreta como un accidente electoral, sino como la expresión local de una tendencia internacional “donde liderazgos autoritarios logran capitalizar el miedo, la inseguridad y la desafección ciudadana”.

“La amenaza dejó de ser latente y pasó a ser real y en ejercicio”, advierte el texto, señalando que hoy no se discuten hipótesis, sino las consecuencias concretas de un proyecto que “concibe el orden como sustituto de la justicia”.

El avance de la extrema derecha no se explica por una adhesión doctrinaria mayoritaria, según afirman, sino por la incapacidad del campo democrático de ofrecer certezas, protección y un horizonte compartido. En ese vacío, sostienen, prosperan discursos regresivos que prometen eficiencia sin empatía y seguridad sin derechos.

Autocrítica de la centroizquierda: fragmentación, pérdida de identidad e inacción

Pero el eje central del documento es la autocrítica que hace la centroizquierda. Reconocen debilidades estructurales acumuladas durante años: fragmentación entre partidos y liderazgos, dilución identitaria, ambigüedad programática y temor a diferenciarse.

“No estamos frente a una crisis de ideas, sino frente a una crisis de articulación, identidad y decisión estratégica”, reconocen.

El diagnóstico es duro: al renunciar a liderar un proyecto propio, el sector terminó reaccionando a la agenda de otros, dejando a amplios sectores de la ciudadanía sin un referente claro. Ese espacio, advierten, fue ocupado por proyectos que no creen en la democracia como un mecanismo de ampliación de derechos.

“Lo más grave es que la centroizquierda, teniendo todo a favor en 2019 para iniciar transformaciones profundas y graduales, terminó siendo derrotada de manera tremenda”, dijo a BioBioChile Víctor Barrueto.

Añadió que triunfó “un derechista extremo que no sabemos bien hacia dónde va a ir su gobierno, que no es lo mismo que otro gobierno de derecha de Piñera. Aquí hay intenciones de ir más allá que pueden poner en juego avances civilizatorios”.

Desafíos de la centroizquierda para reconstruir un proyecto común

A partir de este diagnóstico, la Fundación por la Democracia plantea siete desafíos estratégicos para recomponer a la centroizquierda, con un llamado que lanzan “al amplio mundo progresista”.

Entre ellos, destacan la necesidad de democratizar la democracia fortaleciendo el poder local; redefinir la relación entre Estado y mercado para recuperar cohesión social; y abordar la seguridad sin ambigüedades, como una condición básica de la vida democrática.

El documento también propone avanzar hacia un desarrollo sostenible, reconstruir la articulación política hoy fragmentada, recuperar el propósito transformador de la política y situar el cuidado de las personas, los territorios y la vida cotidiana como un eje estructural de un proyecto democrático moderno.

El llamado final es explícito y urgente. Existe, sostienen, un amplio mundo socialdemócrata y progresista disponible para reencontrarse, pero con un margen de tiempo limitado.

“Tenemos por delante un ciclo político acotado. Cuatro años para construir un referente. Hay una oportunidad para convocar algo nuevo para enfrentar esta ofensiva derechista extrema, autoritaria y que puede ser antidemocrática, incluso. Esperemos que no sea así”, cerró Barrueto.