Fueron cinco duros relatos de sobrevivientes de abusos sexuales eclesiásticos con los que partió ayer jueves la cumbre de obispos en el Vaticano. El primero fue el del chileno Juan Carlos Cruz, quien acusó a los obispos de ser asesinos de la fe y de las almas. “Perdones falsos, perdones obligados ya no funcionan”, remarcó.

“Yo me siento honrado de haber representado a tantas víctimas abriendo con mi testimonio el sino, adelante del Papa, cardenales y obispos de todo el mundo. No es sobre de mi persona, sino de miles de personas que han sufrido tanto”, admitió.

Otros de los relatos, que fueron anónimos, son desgarradores. Una mujer de África relató haber tenido relaciones sexuales con un sacerdote durante 13 años y que tuvo que abortar en tres ocasiones porque el religioso no quería usar métodos anticonceptivos. Incluso la golpeaba, acusó.

“El peso de la responsabilidad pastoral recae sobre nuestro encuentro y nos obliga a debatir de forma profunda y sincera cómo afrontar este mal que aflige a la Iglesia y a la humanidad”
- Papa Francisco.

Un sobreviviente de Europa del Este, que es sacerdote, contó haber sufrido abusos cuando era adolescente. “Él tocaba mis partes. Pasé una noche en su cama. Esto me hirió profundamente”. Acudió a un obispo y lo atacó.

El cuarto testimonio, víctima en Estados Unidos, reclamó sobre la pérdida de la inocencia en la juventud. El último fue de una víctima de Asia, que fue acosado sexualmente más de 100 veces, y que -según acusó- por razones de amistad los superiores encubrieron dichos episodios.

“Los abusos son una escoria”

Previo a este encuentro, Juan Carlos Cruz manifestó que varios obispos son una escoria. Y en parte, el vocero de la Conferencia Episcopal, Jaime Coiro, reafirmó dicha postura en entrevista con Radio Bío Bío.

“El abuso sexual es una escoria. Ninguna persona se merece ser tratada así, nunca. Yo creo que lo que hay que hacer es, con lo agotados plazos que hay, porque ya es tarde, que se esclarezca la verdad, se haga justicia. Y donde corresponde, se haga la debida reparación”, aseguró.

En ese contexto, remarcó que “las renuncias de los obispos fueron un gesto colectivo” y reafirmó que “el Papa sacar a un obispo cuando se le antoja”.

Bajo ese escenario, ayer jueves Francisco presentó una guía con 21 acciones para combatir la pederastia, entre ellas un documento donde se especifican pasos a seguir en los momentos clave de la aparición de un caso, estructuras de escucha para las víctimas, informar los hechos a autoridades civiles y eclesiásticas según las normas, entre otros.

Llamó a escuchar el llanto de los niños que quieren justicia y habló directamente de una plaga, al referirse a los abusos sexuales. Pero también pidió acciones concretas a los obispos y no quedarse en la condena obvia a estos delitos. “El peso de la responsabilidad pastoral recae sobre nuestro encuentro y nos obliga a debatir de forma profunda y sincera cómo afrontar este mal que aflige a la Iglesia y a la humanidad”, explicó.

Inclusión de víctimas

El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, apuntó a incluir más a las víctimas en los procesos de investigación de estos casos. “En nuestro sistema, tal como se da en la actualidad, el papel de la víctima de abuso sexual en el proceso canónico es limitado. La solicitud pastoral del ordinario, ayuda a colmar esta laguna, ya que en el proceso penal judicial la víctima tiene el derecho de presentar una demanda por daños y perjuicios”, subrayó.

En un tono muy duro, el cardenal colombiano Rubén Salazar sostuvo que muchas veces, por proteger los derechos de los victimarios, de los sacerdotes, se cae en el encubrimiento. “Debemos tener claro que los derechos de los victimarios, por ejemplo, a su buena fama, al ejercicio de su ministerio, a seguir llevando una vida normal al interior de la sociedad, no puede nunca primar por sobre los derechos de las víctimas”, remarcó.

En tanto, la cumbre continuará durante todo el fin de semana y recién finalizará el domingo, con una misa encabezada por el Papa.