VER RESUMEN

Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La lucha contra el cambio climático y temas sociales como la reforma del aborto han pasado a segundo plano en la campaña electoral alemana debido a la prominencia de asuntos como la migración y el ascenso de la ultraderecha, dividiendo a los principales partidos. A pesar de esto, un sondeo revela que los votantes esperan mayor compromiso con la protección climática, incluso entre los seguidores de la CDU. La posible victoria de Merz podría cambiar el rumbo hacia una transición verde, impactando en la neutralidad climática para el 2045. Mientras, los Verdes han minimizado este tema y la ultraderecha sorprendió al prometer derribar molinos eólicos. Los temas sociales como la falta de personal sanitario y la reforma del aborto han quedado en segundo plano en los programas electorales. Con la incógnita sobre partidos pequeños alcanzando el 5 % para entrar al Parlamento, la futura coalición gobernante impactará en las políticas sobre la agenda verde y temas sociales en Alemania.

La lucha contra el cambio climático y las cuestiones sociales como la reforma del aborto han quedado relegadas a un segundo plano de la campaña electoral alemana por la irrupción de temas como la migración y el papel de la ultraderecha, pero aún así dividen a los principales partidos.

Según un sondeo difundido el martes por la cadena ZDF, los votantes de todas las formaciones desearían de éstas más implicación a favor de la protección del clima, incluidos uno de cada dos simpatizantes de la Unión Democristiana (CDU) del favorito Friedrich Merz, y con la sola excepción de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), segunda en las encuestas.

Sin embargo, el bloque de temas “Energía, Suministro y Clima”, que según el mismo sondeo fue percibido como el prioritario en la última campaña en 2021, ha caído ahora hasta el tercer puesto, por detrás de “Extranjeros, Integración y Refugiados” y de la situación económica, convirtiéndose en uno de los grandes olvidados.

En este escenario, la anticipada victoria de Merz el próximo domingo podría traer consigo un importante cambio de rumbo con respecto a la transición verde que defiende el actual canciller y candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, y terminar por afectar incluso el objetivo alemán de alcanzar la neutralidad climática en 2045, cinco años antes de la meta fijada a nivel comunitario.

Retrasar esta meta también es apoyado por el líder de los liberales, el exministro de Finanzas Christian Lindner.

Merz rechaza “más regulación” y aboga por no imponer a la industria el uso de tecnologías o fuentes de energía concretas, además de ser un gran defensor del poderoso cabildeo alemán del automóvil.

No obstante, sorprendió al anunciar esta semana en un programa de debate que apoyará la introducción de una ayuda para compensar la subida de precios ocasionada por los impuestos al CO2, sobre todo entre los consumidores más desfavorecidos.

El candidato conservador también ha lamentado en más de una ocasión el cierre de tres centrales nucleares en medio de la crisis de precios energéticos tras el corte de suministro de gas de Rusia.

Mientras que los Verdes -en cuarto puesto en los sondeos- casi han prescindido del tema que tradicionalmente lo caracterizaba en esta campaña, la candidata ultraderechista Alice Weidel causó estupor al afirmar en un acto que derribaría todos los “molinos eólicos de la vergüenza”, algo que luego trató de matizar recurriendo a la conservación ambiental.

Los temas sociales, ausentes

En particular, los socialdemócratas y La Izquierda apelan a menudo a la justicia social y el partido del canciller ha prometido en concreto subir el salario mínimo a 15 euros la hora y preservar las pensiones en el nivel actual.

Sin embargo, los temas que aparecen una y otra vez cuando el público plantea preguntas a los candidatos, como la acuciante falta de personal en la sanidad, en el cuidado de ancianos o la educación, la reforma de las ayudas sociales o la modificación de la ley del aborto, están relegados en general a un segundo plano en los programas.

En concreto, con respecto a la interrupción del embarazo, los conservadores se oponen a la reforma que ha puesto en marcha el Gobierno de Scholz y que no ha dado tiempo a aprobar, que pretende sacarla del código penal y eliminar la prohibición de que las clínicas informen sobre la práctica públicamente.

El plan de la ultraderecha para eliminar el matrimonio igualitario, introducido en Alemania en 2017, y permitir solo la fórmula de las parejas de hecho a las uniones del mismo sexo, ha pasado también casi desapercibido en el debate público.

Incógnita sobre pequeños partidos

A cuatro días de la cita con las urnas, las encuestas siguen mostrando al bloque conservador de Merz en cabeza, con porcentajes de entre el 27% y el 30%, seguido de la ultraderecha en el 20%, de los socialdemócratas de Scholz (16%-17 %) y los Verdes (12%-13%).

La Izquierda se haría con el quinto puesto con entre el 7% y el 9% de los votos.

Sin embargo, una semana atrás parecía seguro que ni el Partido Liberal (FDP) ni la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) de izquierda populista iban a alcanzar el umbral del 5% necesario para entrar al Parlamento, algo que según los sondeos más recientes de YouGov y de Forsa ahora sí podrían conseguir.

Esto alteraría sustancialmente el reparto de escaños, imposibilitando quizás una coalición entre los conservadores y los Verdes, lo que a su vez, según los expertos, debilitaría la posición negociadora del bloque de Merz frente a su aspiración de coaligarse con los socialdemócratas.

La constelación del futuro Gobierno, también impactará en las políticas del próximo Ejecutivo alemán en la agenda verde y los temas sociales.