La derecha italiana, que sufrió una fuerte derrota en las elecciones municipales del domingo y lunes, reforzó esta semana su alianza ante la posible designación el próximo año del presidente de la República en sustitución de Sergio Mattarella, cuyo mandato finaliza en febrero.

El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi y los ultraderechistas Matteo Salvini y Giorgia Meloni revalidaron su coalición conservadora tras las derrotas de las elecciones municipales y ante las próximas citas más importantes, como la designación del presidente de la República.

“El centroderecha pretende continuar trabajando en coalición”, se lee en un comunicado conjunto emitido tras la reunión que los tres políticos mantuvieron en la residencia romana de Berlusconi, Villa Grande, que transcurrió en un “clima de máxima colaboración”, según declararon.

El encuentro se celebró tras el mal resultado de la coalición en las elecciones municipales del domingo y el lunes, en las que la lista de centroizquierda se impuso en casi todas las grandes capitales, como Roma, Milán, Turín, Bolonia (norte) y Nápoles (sur).

La primera decisión fue mantener reuniones semanales para acordar acciones parlamentarias conjuntas con el fin de actuar de forma “compacta” y preparar las próximas citas electorales, especialmente las generales de 2023.

Pero también la elección del próximo presidente de la República, en febrero, que depende del Parlamento y que se prevé como una pugna entre el bloque progresista y el conservador, que deberán acercar posturas -y negociar mucho- para acordar un nombre.

Por otro lado la coalición ha confirmado que rechazará cualquier proyecto de ley para un sistema electoral proporcional, tal y como aboga el Movimiento Cinco Estrellas (M5S).

La coalición derechista, que ha dado buenos resultados en los últimos años y es la favorita en las encuestas para ganar las elecciones generales del 2023, ha tropezado en los recientes comicios municipales, marcados por una baja participación.

Meloni, líder de Hermanos de Italia, había pedido una reunión urgente esta semana tras el decepcionante resultado y Berlusconi, a sus 85 años, respondió viajando a Roma por primera vez en ocho meses, en los que han sido frecuentes sus ingresos hospitalarios.

El pacto no pasa por su mejor momento, en primer lugar por el pulso de sus dos integrantes más potentes: Salvini, a la baja en todas las encuestas, y Meloni, que sigue una trayectoria inversa, al alza.

Pero la cuestión más espinosa es la presencia de los partidos de Berlusconi, Forza Italia, y el de Salvini, La Liga, en el Gobierno de unidad nacional que Mario Draghi dirige desde febrero, del que en cambio Meloni es la única oposición en todo el Parlamento.

Meloni no ha pedido a sus aliados que abandonen la coalición de Gobierno, pero sí que ha criticado abiertamente su presencia en la misma pues cree que “confunde” al electorado de la derecha.