En la primera cumbre del presidente estadounidense, Joe Biden, y su par ruso, Vladimir Putin, nadie habló de contemplarse al alma ni hubo intentos de engaño.

En su lugar, la cumbre entre Putin y el quinto líder estadounidense de su gestión fue de respeto mutuo. Ambos gobernantes indicaron que la reunión podría conducir a una relación más predecible, aunque continúen las tensiones.

Washington encaja con desconfianza la aproximación entre Biden, y su par ruso, Vladimir Putin.

El organismo duda que Moscú rebaje las hostilidades que la inteligencia de Estados Unidos vincula con ataques cibernéticos rusos.

La mayoría demócrata en el congreso suscribe la necesidad de rebajar el tono en la relación bilateral. Esto, para progresar así en asuntos de interés mutuo relativos a Siria, Afganistán, el cambio climático o la desnuclearización de Irán.

El partido del presidente de EEUU admite que costará mantener una relación predecible con Putin, porque consideran que el presidente ruso actúa conscientemente con el objetivo de crear inestabilidad.

La oposición ha sido mucho más dura. El senador Jim Risch, líder conservador en el Comité de Asuntos Exteriores, sostenía que las reuniones son para obtener resultados y denunció que en Ginebra no habido acuerdos tangibles, lo que calificó de desafortunado y decepcionante.

El senador añadía que se ha perdido una oportunidad para encauzar una nueva aproximación con Rusia que realmente confronte, decía, su comportamiento maligno alrededor del mundo.

Mirando al futuro

Putin no hizo promesas sobre cibercrímenes en su conferencia de prensa, pero Biden aseguró que el líder ruso “sabe que habrá consecuencias” por las acciones de su país.

Los gobernantes indicaron que los embajadores de cada país regresarían a la capital del otro y que los diplomáticos trabajarán en la liberación de presos.

“No estoy seguro qué tan mejor pudo haber sido, pero sí pudo ser mucho peor. Esto pudo haber sido de insultos, sermones, ignorarse uno al otro”, comentó Yuval Weber, un experto en Rusia del Kennan Institute.

A diferencia de la Guerra Fría, cuando los líderes de Estados Unidos y la Unión Soviética se reunían para firmar acuerdos sobre grandes temas como las armas nucleares, Biden y Putin nunca anticiparon grandes avances en Ginebra, según Weber.

“Lo que ellos buscaban era ver si podían llevarse lo bastante bien en persona como para poder seguir conversando”, agregó.

Weber indicó que Putin es una persona sensible a lo que dicen de él, y posiblemente se incomodó con los primeros comentarios de Biden sobre él.

Pero al llamarlo un “adversario digno”, Biden sigue una estrategia de “decir cosas a las que Putin puede acoplarse”, según Weber.