“¿Tienes frío?”, le pregunta a su retoño y a la vez seca las lagrimas al pequeño niño, quien aún no alcanza a comprender del todo por qué unos hombres con uniforme hace un mes se llevaron a su mamá y lo dejaron en unas jaulas con otros incluso más chicos, también llorando por el regreso de sus padres.

“Tolerancia Cero” llegó a su fin luego de la presión local e internacional diciendo al presidente Donald Trump, que la política de migración también tiene límites como sus fronteras que tanto resguardan, pero la acción de salvaguardarlas violó los derechos humanos y sobre todo los de la niñez. La evidencia llegó en fotos tan representativas que dieron la vuelta al mundo y un vuelco al corazón de los padres que se solidarizaron con el sufrimiento de otros.

Ahora, la estampa reproducida en medios internacionales como ABC News ha dado exposición al reencuentro que vivió en el aeropuerto de Maryland, la guatemalteca Beata María de Jesús Mejía y su pequeño Darwin Mejía, quien antes del abrazo que rompería la ausencia, fue cubierto por una frazada que su mamá traía en las manos. Era sin duda el símbolo de la protección que en la ausencia una madre es capaz de intuir cuando le arrancan de esa forma a un hijo o hija y no puede más que pensar si está pasando frío o hambre.

Ya no hay frío, al menos sin los brazos de mamá. Ahora es una pesadilla de la que muchas familias separadas están recién despertando con recuerdos que según la edad de estos pequeños pueden llegar a ser borrosos dentro de algunos años, no así para los más grandes o para los padres y madres, que en algunos casos, pagaron muy caro el precio solo por cruzar una frontera donde la “tolerancia cero” quedó manifiesta en lágrimas y soledad infantil.

Unidos por una causa

La unión hizo la fuerza en un país donde el pasado viernes vimos a un presidente, hasta hace unos días determinado, estampar una rúbrica grande-como el tamaño de sus recientes acciones-la cual ponía fin a una política de separación que dejó a por lo menos 2 mil 300 menores de edad bajo el cuidado del estado en sendos centros de acogida, al estilo de una cárcel infantil, pese a que se aseguraba que los menores estaban bien cuidados.

Fotografías como la de una niña hondureña llorando, rodeada de uniformados llevándose a su madre,-aunque sin ser separadas– hicieron la diferencia en una causa que pudo haber quedado perdida de no ser por la crítica mundial haciendo tambalear a un casi siempre tozudo Trump.

AFP
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Sin embargo y a menos de 24 horas de dar marcha atrás, envió a su esposa Melania, a esparcir un poco de compasión en la zona donde hubo y sigue habiendo sufrimiento a medida llega o tarda el reencuentro como el que María de Jesús y su hijo Darwin, ya celebran junto a los testigos de su historia.

Aún falta mucho por hacer. Un alto funcionario de la administración Trump, ha asegurado que de 2.300 niños separados de sus padres solo 500 de ellos han podido reencontrarse con sus progenitores desde mayo pasado, por lo que la presión pública no debe terminar hasta completarse el proceso de reunificación.

Los niños que ya están con sus padres deben acompañarlos, no obstante, en los centros de detención que el gobierno ha destinado a lo largo de su frontera.
La imagen evoca rechazo, pero al menos estarán juntos hasta el final de un proceso agridulce para los ya reunificados.

ABC NEWS
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