En las últimas horas se conoció que el ejército birmano detuvo a la jefa del gobierno de facto de Birmania, Aung San Suu Kyi, y a otros líderes civiles en un intento por hacerse con el poder del país.

Los militares denuncian desde hace semanas irregularidades en las elecciones legislativas de noviembre, que ganó el partido de la presidenta por abrumadora mayoría.

En este contexto, tanto Australia como Estados Unidos han pedido la liberación de los líderes políticos detenidos.

“Llamamos al ejército a respetar el estado de derecho, a resolver las disputas mediante mecanismos legales y a liberar inmediatamente a todos los dirigentes (políticos) de la sociedad civil y a otras personas detenidas ilegalmente”, declaró Marise Payne, ministra de Relaciones Exteriores de Australia.

En paralelo, desde Estados Unidos amenazaron al ejército birmano con responder si no liberan a la brevedad a los dirigentes aprehendidos.

Según se conoció, el ejército birmano ya se apoderó del ayuntamiento de Rangún, la ciudad más grande del país.