Polémica causó una de las últimas publicaciones en redes sociales de Kathy Contreras, donde compartió con sus seguidores una postal donde aparecía ingiriendo su placenta.

En la postal, la modelo retrató parte del proceso emprendido junto a la matrona Camila Hidalgo (@matrona_activista_feminista), hace algunos meses tras dar a luz a su hija Selva.

La publicación desató un largo debate en redes sociales, donde no fueron pocos quienes la criticaron por el gesto y por compartirlo en sus cuentas.

“Recién ayer me di cuenta que se formó polémica con lo de que me había comido la placenta jajaja… Sólo decir que me da risa tanta gente preocupada del resto… Sólo diré vive, deja vivir y déjate vivir, pero en serio! Déjate tranquil@ con tus juicios internos para no juzgar al resto”, respondió Contreras en otro post al respecto.

¿Es recomendable hacerlo?

Carolina González García, matrona de la Universidad Mayor, se refirió a la placentofagia, práctica que muchas mujeres realizan en busca de los beneficios naturales de la placenta.

Respecto a su experiencia, Carolina explicó que este proceso suele llevarse a cabo en dos contextos: el primero, cuando la mujer opta por un parto casero o fuera de una institución médica en donde tiene acceso limitado a medicamentos.

“Si la paciente llega a presentar una hemorragia, puede ingerir placenta para adquirir sus altas concentraciones de oxitocina, la cual se consume en formato de medicamentos en todos los centros médicos para retraer el útero”, señaló a BioBioChile en un artículo sobre el tema.

El segundo contexto se relaciona con el alto contenido proteico almacenado allí, que puede ayudar a la paciente a “recuperar sus fuerzas” luego de dar a luz_ “Se estima que una mujer luego de parir se desgasta físicamente tanto como un deportista que corre una maratón. Una pequeña porción añadida en un batido de berries o frutos rojos, contribuye con que la mujer se sienta mucho mejor”.

González, a su vez, asegura que la salud de la paciente puede correr peligros cuando no ha sido asesorada por un experto en el tema, matrona o médico: “Si una mujer tiene una infección intrauterina, y no fue advertida sobre ello, obviamente la placenta también estará contaminada y al ingerirla puede provocar una infección gastrointestinal… Si fue atendida por un profesional, esta situación no debería pasar”.

La matrona explica que el tiempo de consumo “en fresco” en la placentofagia se realiza de inmediato, o dentro de la primera hora luego de parir. La segunda opción (o complementaria a la anterior) es encapsularla en un proceso donde la placenta se deshidrata, muele, congela y mete en una cápsula que se puede consumir a lo largo de los meses. “La idea es rescatar este órgano lleno de proteínas y otros elementos”, añade.

No obstante, la doctora González recomienda consumir la placenta propia y nunca la de un desconocido. “No es recomendable comprarlas. Nadie te asegura que quien donó el órgano tenga los exámenes al día, por ejemplo del VIH”, advierte.

Desde otro punto de vista, el ginecólogo Fernando Leal, quien se desenvuelve en el área hace más de 30 años, opina que “no es recomendable ingerir placenta”.

“Es innecesario, porque los mismos nutrientes pueden obtenerse de alimentos altos en proteínas”, como legumbres o frutos secos, señala el doctor, y añade: “Además, la paciente ingiere hormonas propias del útero que no debería consumir”.

En esta misma línea, José Miguel Brito, matrón y profesor asistente del Dpto. de Obstetricia y Puericultura en la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, comenta que si bien muchas personas realizan esta práctica “poco habitual”, es importante reconocer que aún no existen estudios que investiguen si existen desventajas en el consumo.

“Los grupos que están a favor de esta práctica refieren que existen beneficios para la madre, como el proteger contra la depresión post parto, aumentar la energía o ayudar con la lactancia; además de que tiene nutrientes, incluido estrógenos, progesterona, hierro, entre otros. Sin embargo los potenciales efectos adversos, no son conocidos del todo”, opina Brito.

“Hasta el día de hoy, nunca me ha tocado una situación de este tipo, en la cual una madre pregunte directamente si es recomendable o no y cuales serían sus beneficios, pienso que en Chile como en el mundo, es una práctica poco habitual, de igual manera, debemos estar informados para poder entregar la mejor asesoría a las mujeres que lo necesitan”, añade.