2020 cerró con una caída real histórica en las ventas de comida rápida en Chile, con un desplome del 39,2%.

“La imposibilidad de poder operar de manera física en gran parte de los locales tuvo, y sigue teniendo, fuertes efectos en los resultados del sector”, explicó Bernardita Silva, gerenta de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CNC).

“Si bien muchos potenciaron sus opciones de delivery, esto no fue suficiente para sostener el fuerte golpe en sus resultados”, añadió la ejecutiva en el informe en la materia.

En el último trimestre de 2020, la baja base de comparación, sobre todo de octubre y noviembre, ayudó a los resultados del sector, junto con el levantamiento de restricciones de funcionamiento ante menores cifras de contagio.

Sin embargo, en diciembre la actividad volvió a desacelerarse por el aumento de casos de covid-19 y el retorno a la fase dos en varias comunas e incluso a cuarentenas totales en otras.

La dinámica del consumo dado los confinamientos también cambió durante el año, pasando de una compra individual a una más grupal o familiar.

Aquello se reflejó en el aumento promedio por boleta: $6.540 en el cuarto trimestre de 2020, un alza de 36,1% real respecto a igual período de 2019 y una baja de 7,4% respecto al trimestre anterior.

No obstante, también se evidenció una baja de 55% en el número de transacciones durante 2020 al comparar con 2019.

“Ante este escenario, y mientras se mantengan las restricciones sanitarias, el sector gastronómico continuará viéndose fuertemente afectado por lo que se necesita evaluar nuevas medidas de ayud, como aumentar los límites de cobertura y plazos de gracia para los créditos Fogape del sector, junto con exención de pago de patentes y contribuciones”, indicó la CNC en su documento.

“Las empresas de servicio de comida rápida tendrán en los próximos meses una fuerte presión para cumplir con sus costos mensuales, además de tener que comenzar a pagar obligaciones pospuestas debido a la pandemia”, alertaron.