Antes de afianzarse como músico y líder de Jarabe de Palo, Pau Donés estudio Economía en la Universidad de Barcelona. Los números y las matemáticas, desde luego, nunca le fueron ajenos. Y aquello, a días de su fallecimiento, queda demostrado al conocer los primeros detalles del testamento que dejó a su hija, Sara.

El español conocía bien el avance del cáncer de cólon que terminó quitándole la vida, y por lo mismo preparó con anticipación cómo se repartiría su herencia.

Algunas pruebas que reafirman lo anterior: meses atrás adelantó su más reciente disco (su último “sueño musical” y un tributo a Sara), grabó un emotivo video dando las gracias a su público, pasó meses viviendo con su hija en Estados Unidos y desde allí definió el futuro de su legado comercial.

De acuerdo a la revista Vanitatis, Donés se convirtió “en un David que asumió su derrota ante Goliat”, por lo que se dedicó a afinar detalles del dinero que recibiría su hija.

“Cuando los médicos le dijeron que el final era inevitable dejó de medicarse”, se lee e la publicación.

Allí detallan parte del patrimonio que dejó Donés donde destaca su discográfica Tronco Records, que en 2018 tuvo ganancias por casi un millón de euros y que hoy está avaluada en seis millones.

En marzo, su hermano Marc asumió la administración del sello, al igual que en Casa Alena Bichos y Verduras SL, empresa dedicada al rubro inmobiliario.

En Montanuy, Formentera, en el Valle de Arán y en el Paseo de Gracia de Barcelona, donde también compró otra residencia, el artista tuvo propiedades.

De acuerdo a la revista, sus últimos meses de vida los pasó en Santa Mónica, Estados Unidos, lugar que se convirtió en su centro de operaciones financieras antes de regresar a España. Desde allí, por ejemplo, puso a la venta su casa del Valle de Arán, avaluada en 2.300.000 euros.

Cuando cumpla 18 años, todas estas propiedades pasarán a manos de Sara, su única hija, a excepción de la residencia en Arán.