Los Juegos Olímpicos de Sochi han mostrado al mundo una “Rusia abierta y modernizada”, declaró este lunes el presidente ruso Vladimir Putin durante la ceremonia solemne de entrega de premios del Estado a los atletas rusos.
“La vocación de lo Juegos de Sochi era presentar al mundo una Rusia modernizada, abierta y multiforme”, declaró Putin en Sochi, al día siguiente de la clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno en esta ciudad ubicada entre el mar Negro y las montañas del Cáucaso ruso.
“Era necesario presentar no solamente centros e infraestructuras deportivas modernas, sino que lo principal era presentar a la élite del deporte nacional” en estos Juegos en los que Rusia acabó en el primer puesto del medallero, añadió Putin, citado por las agencias rusas.
“Los resultados de la selección rusa en Sochi demuestran que ha finalizado el periodo difícil de la historia para el deporte nacional y que todo lo que se ha invertido en el deporte estos últimos años no ha sido en vano”, insistió el presidente ruso.
Desde los Juegos de Lillehammer, en Noruega (1994), Rusia no acababa en la cabeza del medallero, dándose el gusto, además, en sus primeros Juegos en el país (los de verano de 1980 en Moscú se celebraron en lo que entonces era la Unión Soviética), batir su récord de medallas (33), títulos olímpicos (13, por 11 en 1994), quedándose muy cerca del récord absoluto de Canadá, 14 oros en Vancouver-2010.
Hay que destacar, no obstante, que en Sochi se disputaron por primera vez 12 nuevas disciplinas, por lo que había 36 medallas de más a repartir con respecto a hace cuatro años.
Riesgo compartido
En el transcurso de una reunión este lunes en Sochi con los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI), el presidente del organismo, Thomas Bach, destacó el “riesgo” tomado por Putin al presentar la candidatura de Sochi en 2007 para organizar unos Juegos en una región virgen en infraestructuras deportivas, circunstancia que tuvo que paliarse con obras gigantescas.
Putin aseguró que el riesgo era compartido: “Tomamos todos ese riesgo, no solamente los representantes rusos, sino también nuestros amigos del COI”, dijo el presidente, agradeciendo de nuevo la confianza depositada por el COI.
Y citando una expresión rusa, Putin dijo que “quien no se arriesga, no bebe champagne”.
“Hemos demostrado que sabemos ser acogedores y hospitalarios. Hemos tratado de hacer todo lo posible para que a los atletas, especialistas, entrenadores y periodistas les resultase agradable disputar las competiciones y trabajar y que los amantes del deporte del mundo entero pudiesen asistir a esta fiesta grandiosa”, declaró el presidente ruso.
Putin, que ha presidido Rusia durante 14 años (en dos etapas), había hecho de los Juegos de Sochi una prioridad para exhibir la nueva Rusia al mundo.
Para ello, no reparó en gastos y el país invirtió unos 50.000 millones de dólares (37.000 millones de euros) en la organización del evento, convirtiéndose en los Juegos más caros de la historia, contando las ediciones de verano e invierno.