En el Centro Cultural de Carabineros de Chile se presentó, como oferta destacada del Festival ‘Santiago a Mil 2014′, una excelente versión de la conocida obra ‘Rinoceronte’, de Eugène Ionesco, (Slatina, Rumania, 26 de noviembre de 1909 — París, Francia, 28 de marzo de 1994),dramaturgo y escritor francés de origen rumano, elegido miembro de la Academia francesa el 22 de enero de 1970, uno de los principales dramaturgos del teatro del absurdo.

De padre rumano y madre francesa, Ionesco viajó a París con un año y vivió allí hasta los trece. En 1925 volvió a Rumania y estudió la carrera de Letras. Enseñó francés durante tres años en un Instituto de Bucarest, hasta que en 1938 regresó a Francia para establecerse definitivamente. Trabajó en una editorial, después en un banco y empezó una tesis doctoral sobre la muerte en la poesía francesa que no terminaría. Se relacionó con el grupo de la revista literaria Cahiers du Sud antes de dedicarse por entero a su producción dramática.

Tumba de Eugène Ionesco en el cementerio de Montparnasse.

Murió en 1994 y está enterrado en el cementerio de Montparnasse en París. Su primera obra de teatro, ‘La cantante calva’, se estrenó en el Théâtre des Noctambules en 1950,pero su inteligencia, novedad y ruptura con la lógica lo llevan a la fama, la cuale no lo abandonaría en sus posteriores obras. Fue, junto al irlandés Samuel Beckett, el padre del teatro del absurdo, mediante el cual él hace “de un texto burlesco, un juego dramático; y de un texto dramático un juego burlesco”. Más allá de la mera ridiculización de situaciones banales, las obras de Ionesco dibujan de modo tangible la soledad de los humanos y la insignificancia de la adoración a ídolos vacíos, entre otros temas.

La versión presentada en Chile del ‘Rinoceronte’, a cargo de la compañía francesa ‘Théátre de la Ville’, está a cargo del director Emmanuel Demarcy-Mota, quien revive con un excelente elenco de 13 actores, con medios técnicos apropiados, excelente ambientación (incluso con muy bien logrados efectos especiales) y notable ritmo, la composición teatral, que montó por primera vez en 2004.

El protagonista Bérenger, figura principal de esta trama. es un hombre simple, pero cuando se enfrenta a la transformación de sus conciudadanos en animales salvajes, se mantiene fiel a su naturaleza. Demarcy-Mota no elige las obras que monta al azar, menos aún en el caso de ‘Rinoceronte’, porque, una y otra vez, vuelve a amenazar la tentación de fundirse en la multitud, por flojera o fatiga, El artista continúa el trabajo que comenzó en 2004 y ha retomado repetidas veces, sobre la obra de Ionesco y su “héroe”, Béranger, el único que se rehúsa a unirse a la mayoría, convirtiéndose en rinoceronte. Aún cuando lo ha perdido todo, incluyendo la mujer que ama. La obra es de los años 50 y según la versión que hemos visto el 2014, sigue remozándose, poniéndose al día y manteniendo su vigor filosófico y teatral.

En el ‘Rinoceronte’ estamos quizás, como lo señalan sus seguidores, probablemente ante la obra teatral más conocida de uno de los principales nombres del teatro del absurdo, con “un planteamiento de osadía estructural y aspectos filosóficos-simbólicos, un desasosiego existencial que implica una tragicómica inquietud sobre el comportamiento humano”.

“El Rinoceronte”, con el protagonismo principal de un personaje llamado Berenger, se ambienta en una pequeña ciudad en la que gran parte de sus habitantes se han convertido en rinocerontes. Una perspectiva tan válida en su día como en la actualidad, y más cuando los rinocerontes sin espíritu crítico creen vivir, porque así se lo dicen los interesados, en una democracia.

Con influencias ‘kafkianas’,, según opinan los críticos “la obra se asienta en la crítica al conformismo, la patética uniformidad de una sociedad aburguesada, la sumisión del ciudadano al poder, la absorción fútil del colectivo sobre el individuo (al que el poder intenta convertir en masa), y cualquier forma de totalitarismo político, sea de la idea que sea, se contrasta con la rebeldía y la resistencia en soledad ante el pensamiento único como marca de diferenciación y libertad ante esa pasividad, esa permeabilidad y esa situación arbitraria que nos hace seres humanos en una sociedad despersonalizada que intenta engullir o desechar al diferente, al no sometido, al que no desea convertirse en un rinoceronte”.

Para completar este informe, es de justicia mencionar a los intérpretes, todos brillantemente ubicados en la piel de su personajes:

Béranger – Serge Maggiani
Jean – Hugues Quester
Daisy – Valérie Dashwood
El dueño del café – Charles Roger Bour.
La mesera – Sandra Faure
La dueña de casa – Gaëlle Guillou
La vendedora, Madame Bœuf – Sarah Karbasnikoff
El vendedor – Walter N’guyen.
El hombre mayor – Stephane Krähenbühl
El lógico – Gérald Maillet
Monsieur Papillon – Pascal Vuillemot
Dudard – Philippe Demarle
Botard – Jauris Casanova

A los 17 años, el director del ‘Théátre de la Ville’, Emmanuel Demarcy-Mota fundó la compañía ‘Millefontaines’, con sus compañeros del Liceo Rodin, continuando esta experiencia después como estudiante de La Sorbonne, montando obras de autores europeos como Büchner, Shakespeare, Pirandello, Brecht y Kleist. En 1999 recibió el Premio Revelación Teatral del Año del Sindicato Nacional de la Crítica de Teatro de Francia por su versión de ‘Trabajos de amor perdidos’, de Shakespeare. En 2001 fue nombrado director de la Comédie de Reims, donde inauguró una política cultural sumamente activa que generó un colectivo artístico y un centro de investigación.
Montó el ‘Rinoceronte’ de Ionesco en 2004 y ‘Un hombre es un hombre’ de Brecht en 2007, ambas en el Théâtre de la Ville, del que asumió la dirección en 2008. Hoy es, además, presidente de la Anrat (Asociación Nacional de Investigación y Acciones Teatrales de Francia). En 2011 fue nombrado director del Festival d’Automne à Paris y al año siguiente fue condecorado Caballero de la Legión de Honor de Francia.