Las familias pehuenche cuyo cementerio fue inundado por la central Ralco en Alto Bío Bío, lanzaron una dura advertencia al Gobierno, afirmando que retomarán las movilizaciones si no son atendidos sus reclamos respecto a la ubicación de piezas arqueológicas.

Este grupo de personas debió resignar la posibilidad de exhumar las osamentas, que están a más de 60 metros de profundidad, pero quedaba pendiente el destino de algunos restos óseos y piezas sacadas desde ese mismo lugar y que fueron llevadas a varios recintos, entre universidades y museos.

Sin embargo, en una reunión en Ralco de las familias con representantes de la Conadi y del Consejo Monumentos Nacionales, aún no existe claridad respecto de la ubicación de dichas piezas, lo que ocasionó la molestia de las parientes que, incluso, retuvieron a los asistentes exigiendo una respuesta.

María Curriao, que representa a las familias reclamantes, advirtió que si no son atendidas sus exigencias por la autoridad, se unirán con otras comunidades pehuenche de Alto Bío Bío para actuar de forma similar a lo que lo hace Temuco.

Al respecto, el director regional de la Conadi, Julio Anativia, reconoció el incidente debido a la molestia de las familias, pero sostuvo que lo central, que era el desentierro, ya fue resuelto.

Para este 30 de enero se agendó una nueva reunión, ocasión donde las familias esperan que esté presente el delegado presidencial y también representantes de Endesa, empresa que en 2004 llenó la represa Ralco sin tomar en cuenta que se inundaba un cementerio indígena.