El jefe de los observadores de la ONU en Siria, el general Robert Mood, condenó el sábado la “tragedia brutal” en Hula, que dejó, según sus colaboradores locales, un saldo de 92 muertos, entre ellos 32 niños menores de 10 años.

Mood “condena en los más enérgicos términos la tragedia brutal”, y añadió que “los observadores han confirmado el uso de artillería desde vehículos blindados”.

El general noruego advirtió además que “aquellos que utilizan la violencia para sus propios objetivos generarán un incremento de la inestabilidad y podrían llevar al país a una guerra civil”.

Los observadores de la ONU, desplegados en Siria para controlar el alto el fuego vigente técnicamente desde el 12 de abril pasado pero en la práctica mayormente ignorado, se trasladaron este sábado por la mañana a Hula, situada unos 25 km al noroeste de Homs.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), más de 12.600 personas murieron en Siria desde el inicio de la revuelta, hace 14 meses, contra el régimen del presidente Bashar al Asad, la mayoría de ellas civiles víctimas de los disparos de la fuerzas gubernamentales.