Es necesaria una primaria, porque el candidato a la Presidencia de la República debe resultar de un debate amplio, con concurrencia de mucha gente.

Las encuestas son una manera mecánica de abordar la política y eso no puede sustituir un proceso democrático, dado que en el actual escenario, la realización de la primera vuelta es el peor escenario, ya que es sucedida por la segunda vuelta en un plazo muy breve y no hay tiempo para reorganizarse, lo que hace necesario y pertinente elegir a un buen competidor o competidora.

Si acogiéramos la teoría de ir todos a primera vuelta, nos podemos encontrar con sorpresas tan monumentales como que la primera y la segunda mayoría fueran de la izquierda si se pone un divisor tres por el lado nuestro. Eso me parece lapidario.

Pero, además de eso, en el discurso del aniversario 25 de RN yo di muchas razones en favor a que haya primarias. Y todas tienen que ver con que en una primaria, conducida de manera educada, con respaldo estatal y con suficiente anticipación a las elecciones propiamente tal, se puede organizar un debate de los grandes temas nacionales.

Con esto derribamos los mitos sobre este proceso, que para muchos las primarias son una pillería, pero hay que decir enfáticamente que no son una diablura, ya que así como que nos sirve a nosotros, le sirve al país. Es la ocasión para que reorientemos la política, a través de esta determinación sobre quién encabezará el proceso electoral, porque creemos que es el mejor sistema, no es porque creemos que las primarias nos convienen como sector.

Dada la relevancia que nos asignan las primarias, presenté una indicación al proyecto de ley de primarias del Gobierno para adelantarlas, para que sean 34 ó 35 semanas antes de la elección para dejar que decante el polvo, y poder sacar a todos los candidatos a la calle. Pesarlos en la romana, porque cómo va a ser posible que un sector completo de la opinión pública esté votando por una ausente, que además ha perdido el habla. Considero que hay que conocer a los candidatos. No podemos seguir con candidatos que no son candidatos y rivales mudos que residen en el extranjero, ¿cómo elegimos así los pobres ciudadanos?

Carlos Larraín Peña

Senador por la Región de Los Ríos