Durante la jornada del viernes el presidente alemán Christian Wulff anunció su dimisión, esto en medio de una demanda de suspensión de inmunidad por sospechas de prevaricación, que fue interpuesta por la Fiscalía de Hannover.

La “confianza” de los ciudadanos está afectada. “Por lo tanto, no puedo seguir ejerciendo mi función. Por eso, renuncio”, dijo Wulff en una conferencia de prensa.

Desde mediados de diciembre, el político de 52 años es blanco de críticas de los medios alemanes, que lo acusan de haber tratado de acallar un caso de crédito privado obtenido ante la esposa de un amigo industrial cuando era jefe del gobierno regional de Baja Sajonia.

El presidente alemán rechazó esas acusaciones en todo momento, e incluso, a mediados de enero anunció que no iba a dimitir. En todo caso en Alemania las funciones del presidente son esencialmente honoríficas, y se enfocan más al funcionamiento como una autoridad moral.

La elección del mandatario de la coalición centro-derecha fue impulsada en 2010 por la canciller Angela Merkel, después de la sorpresiva dimisión del anterior presidente, Horst Köhler. Además, en esa ocasión los electores aprovecharon de manifestar su descontento hacia la canciller Merkel y su coalición.