Caleta Perales fue la zona más afectada de Coelemu por el desastre del 27 de febrero, sin embargo, es un lugar del que pocos se acordaron los primeros días.

A la larga lista de problemas que tienen quienes perdieron su casas y su trabajo, se suma la negativa del dueño de los terrenos en altura para vender, arrendar o ceder. Ese espacio es hoy ocupado por 90 familias damnificadas que han instalado allí su campamento de emergencia, mientras las mediaguas aún no se pueden instalar.

A sus 14 años, Sebastián carga con el peso del mundo en sus hombros, desde el 27 de febrero no deja ni un minuto a su hermanita, pues los “hombres grandes” de la casa tuvieron que emigrar porque no hay trabajo en Perales y él se ha quedado solo con su mamá.

En Caleta Perales de Coelemu pocos se salvaron de la furia del mar, casi todo se perdió, por eso muchos de los vecinos levantaron en los altos del pueblo carpas, latones y tablas para pasar las frías noches.

La llegada del invierno los angustia, sobre todo porque suman a la larga lista de inconvenientes otro más: el dueño de los terrenos en altura, Víctor Gavilán no quiere nada con los damnificados.

Un problema que ha intentando sanjar el senador Alejandro Navarro sin buenos resultados. Por eso los vecinos quieren la presencia del Gobierno. Hay mediaguas, pero no hay dónde instalarlas.

Son más de 90 familias que esperan en estas precarias condiciones por un techo digno, por comenzar a pensar en cómo continuar sus vidas.

Sumado al frío, la falta de trabajo, la tristeza de ver convertido en ruinas al querido Perales, se suma el miedo. Son los pequeños quienes más sufren, ya que de noche muchos de ellos tienen problemas para dormir. Urge la visita de especialistas a la zona.

A ellos ahora no les falta la comida ni la ropa, la gente especialmente de Chillán continuamente los visita. Pero urge solucionar el tema de la instalación de mediaguas, la atención médica y psicológica.

Además, los pescadores artesanales de la caleta están a la deriva, sin botes, sin equipos, sin la posibilidad de volver a trabajar.

Un pueblo que está sólo a 20 minutos de Dichato, pero que no ha tenido la misma atención ni deferencia. Esperan que no los sigan ignorando.