Un trimarán de alta velocidad utilizado por los ecologistas australianos para hostigar a los balleneros japoneses fue destruido al ser embestido por uno de éstos en la Antártida, afirmaron este miércoles los ecologistas.
Los 6 tripulantes del “Ady Gil”, un trimarán capaz de alcanzar los 93 km/h y que batió el récord de la vuelta al mundo, fueron socorridos y resultaron ilesos, indicó en un comunicado la asociación de defensa de la vida marina Sea Shepherd (los pastores del mar).
“Parece ser que el ‘Ady Gil’ se están hundiendo y las posibilidades de recuperarlo son muy escasas”, agregó la asociación que afirmó que el ataque “no provocado” fue filmado.
“El ‘Shonan Maru Nº2′ se puso en movimiento de repente y deliberadamente embistió al ‘Ady Gil’, arrancándole ocho pies (2,4 metros) de la proa”, agregó el texto.
El trimarán de los ecologistas debía servir para impedir el avance de los balleneros japoneses mediante acción de hostigamiento y poco antes había lanzado bombas pestilentes en dirección del navío japonés.
“Los balleneros japoneses provocaron una escalada muy violenta del conflicto”, declaró Paul Watson, responsable de la campaña que efectúa cada año la asociación ecologista.
La destrucción del “Ady Gil” representa “una pérdida substancial para nuestra organización”, admitió Watson evocando una pérdida financiera de millones de dólares.
Pero, prosiguió, “se equivocan si se imaginan que los dos navíos que nos quedan van a retirarse del santuario ballenero en el Océano Austral”.
“A partir de ahora libramos una verdadera guerra y no tenemos la intención de ceder”, agregó Watson que es también capitán del “Steve Irwin”, principal navío de la organización.
De su lado, los japoneses acusaron a los militantes de Sea Shepherd -cinco neozelandeses y un holandés- de haber tratado de bloquear las hélices de su barco con una cuerda y de haber utilizado “punteros láser verdes” en dirección de la tripulación.
Con el pretexto de investigación científica, Japón no respeta la moratoria internacional de caza de ballenas vigente desde 1986, provocando en particular la ira de Australia y de Nueva Zelanda.