El pasado 21 de noviembre, hombres armados irrumpieron de noche en la escuela católica St. Mary, en Papiri (estado de Níger, en el centro norte de Nigeria), y secuestraron a 315 alumnos y miembros del personal. Fue el segundo secuestro masivo de niños en tan solo una semana. Días antes, 25 niñas fueron raptadas en un internado público. Luego de casi un mes, todos los niños fueron liberados, un hecho que el obispo local describió como un verdadero milagro prenavideño.
Sumado a eso, un estudio de la Conferencia Episcopal del país en conjunto con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN Chile) reveló que entre 2015 y 2025, al menos 212 sacerdotes católicos fueron secuestrados en Nigeria. De ellos, 12 fueron asesinados, varios murieron después por las heridas y el trauma del cautiverio, y otros continúan desaparecidos. Los secuestros han ocurrido en más de dos tercios de las diócesis del país.
Por otro lado, en junio de este año, en Yelewata, en el estado de Benue, cerca de 200 cristianos fueron quemados vivos, acuchillados y ejecutados con disparos.
El sacerdote de la diócesis de Pankshin, padre Andrews Dewan, afirmó que “ser sacerdote en Nigeria implica el peligro de ser secuestrado”. Enfatiza la incertidumbre de no saber si se volverá con vida, acompañando la misión de quienes sostienen la fe en un país donde el terrorismo avanza.
Iniciativas de ayuda para las víctimas en Nigeria
Con el apoyo que reciben de fundaciones como Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), sacerdotes y religiosas atienden hospitales, escuelas, campos de desplazados, centros de curación de trauma y visitan lugares remotos para llevar consuelo y esperanza.
Magdalena Lira, directora de ACN Chile, afirmó que “cuando estuve en Nigeria vi comunidades profundamente heridas, pero nunca derrotadas (…)A pesar de los secuestros, del miedo y de la violencia constante, la Iglesia sigue ahí: acompañando a las familias, sanando el trauma de los niños, cuidando a las mujeres y defendiendo la educación como un acto de esperanza. Esa fidelidad es heroica. Y desde Chile, con nuestra ayuda, hacemos posible su misión”.
Nigeria vive una mezcla de factores que contribuyen a la violencia y la perturbación social. Grupos yihadistas como Boko Haram y el Estado Islámico Provincia de África Occidental operan en algunas zonas del norte, atacando a quienes no profesan su versión del islam, mientras que en algunos estados de mayoría musulmana que han adoptado la sharía (la ley islámica), los cristianos son tratados como ciudadanos de segunda clase.
Según el Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo 2025, elaborado por ACN, los cristianos representan el 46,3% de la población nigeriana. Sin embargo, como se menciona en el estudio, son el grupo más amenazado por grupos extremistas, que operan principalmente en el noreste, en el centro-norte y en el cinturón central del país.
Al respecto, Mons. Matthew Hassan Kukah, obispo de Sokoto, manifestó que “hoy tenemos un mar de sangre. Incluso en los mejores tiempos, la situación en Nigeria ha sido difícil”. Debido a esta situación, Nigeria es uno de los países que más apoyo recibe de parte de ACN.
Vale decir que la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre continúa realizando una campaña de recaudación en Chile para ayudar a las víctimas e impulsar proyectos de educación, curación de traumas, asistencia humanitaria y también pastoral de los más vulnerables.