La instalación de cámaras trampa con una nueva tecnología que envía fotografías de las amenazas en tiempo real, permite a los guardaparques actuar a tiempo y capturar a los perros antes de que ataquen.

El pasado viernes la ONG Chiloé Silvestre denunció la muerte de una pudú que estaba preñada de mellizos, la cual fue atacada por perros asilvestrados. Este especie está protegida por la Ley de Caza.

La organización indicó que se trata de un problema bastante grave, asegurando que muchos de los perros que vagan en esos territorios en realidad tienen dueños.

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“Los ataques por perros son la principal causa de ingreso de esta especie a los centros de rehabilitación, el número de víctimas va en aumento y cuando pensábamos que no podría ser más doloroso, llega esta hembra preñada de mellizos, a sólo días de dar a luz. La vida interrumpida por tres y una familia que nunca llegará a ser”, indicaron.

“Cada vez con más fuerza exigimos justicia y acciones concretas para la protección de la vida silvestre. Debemos darle la importancia que merecen a los crímenes contra la naturaleza. Todos y todas podemos involucrarnos”, agregaron.

Ataques de perros contra pudú y huemules: una posible solución

Así como este caso, muchos otros ciervos, como huemules, mueren a causa de los perros que asedian. De hecho, ni siquiera en las áreas protegidas los huemules están a salvo de esta amenaza.

Para abordar este problema, que según el experto de Rewilding Chile no está restringido en ningún caso a ese parque nacional ni a esa especie, sino que afecta a muchas otras áreas protegidas y especies silvestres del país, se instalaron en Tamango cuatro cámaras trampa que envían fotografías en tiempo real.

Los guardaparques reciben en sus correos electrónicos las imágenes, eso les permite actuar rápidamente, trasladarse al lugar donde se identificó la amenaza, capturar al perro y entregarlo a la oficina de tenencia responsable en Cochrane, la ciudad más cercana.

Esta tecnología, única en América Latina, ha permitido mejorar considerablemente la capacidad de respuesta de los guardaparques. Sin embargo, los retos continúan siendo muchos. Saucedo advierte que, aunque es una importante herramienta que ha beneficiado la gestión del área protegida, no resuelve un problema que “es nacional” y que permanece sin solución con consecuencias dramáticas para la vida silvestre.

Cámara detecta perros
mongabay

Todos los días, lo primero que hace Carlos Subiabre al llegar a su puesto de trabajo es revisar su correo electrónico para ver si ha recibido imágenes de las cámaras trampa. Si es así, y en ellas se advierte alguna amenaza que, por lo general, suele ser la presencia de uno o varios perros, el guardaparque sale inmediatamente para intentar detenerla.

Las cuatro cámaras trampa que envían fotografías en tiempo real han sido instaladas en zonas de Tamango donde los guardaparques pueden llegar sin mayores dificultades: están cerca de la administración del parque, a la ciudad de Cochrane y a las parcelas privadas aledañas al área protegida. Estos puntos fueron escogidos estratégicamente tras identificar que generalmente los perros que ingresan al parque lo hacen desde las áreas urbanas.

Los guardaparques deben procurar actuar rápido. Si demoran, los perros pueden adentrarse en las 8600 hectáreas que tiene el sector Tamango y complicar enormemente la tarea. Sólo son dos guardaparques para supervisar esta enorme extensión que recorren a pie, en bote y, algunas veces, a caballo.

Las cámaras trampa tienen una cámara fotográfica y un sensor detector de movimiento que, al captar la presencia de un animal, activa la toma de foto o vídeo. Las imágenes son guardadas en una tarjeta de memoria que luego es retirada para ser analizada en una computadora. Esta herramienta ha sido utilizada ampliamente por la ciencia desde 1920.

La gran novedad con las cuatro cámaras trampa instaladas en Tamango es que ya no es necesario que una persona se traslade hasta el lugar donde están instaladas para recuperar las imágenes, sino que éstas son enviadas automáticamente a los correos electrónicos que hayan sido programados.

Cámara detecta perros
mongabay

Además, todas las fotografías son filtradas previamente por una plataforma de inteligencia artificial que permite descartar las imágenes fantasma. Sucede que, muchas veces, el sensor de movimiento de la cámara se activa por razones equivocadas como, por ejemplo, las ramas de un árbol mecidas por el viento. La plataforma clasifica así, automáticamente, sólo las fotografías que realmente tienen información útil para el análisis: animales, personas y vehículos. Esto permite ahorrar un valioso tiempo que puede ser empleado en tomar acción en el momento preciso en que la amenaza está presente.

Con las cámaras trampa convencionales “generalmente nos enteramos de situaciones que ocurrieron meses atrás”, explica Saucedo, porque las tarjetas de memoria se retiran varios días después de haber sido instaladas y porque “toma mucho tiempo procesar la información: en un mes puedes tener cientos de fotos y en períodos más largos hasta miles”, cuenta. El problema de esto, agrega el experto, es que “cuando procesamos la información ha pasado mucho tiempo, lo que en términos de la gestión, especialmente de las amenazas, es súper limitado porque estás siempre atrasado”.

Matías Leal, guardafauna de Rewilding Chile y encargado de la instalación de las cámaras trampa en tiempo real, cuenta que, además, dos de las cámaras trampa en tiempo real tienen asociada una jaula para capturar perros. “Son jaulas grandes donde se deja un cebo, entonces el perro entra y queda atrapado”, explica. En ese preciso momento, “la cámara trampa captura una fotografía y la envía para que el equipo de guardaparques vaya a retirar el perro y sigan los procedimientos que corresponden”.