Instalar un contexto de deslegitimación anticipada del próximo gobierno frente a las mujeres, no obedece a una convicción feminista sustentada, sino más bien a un cálculo político.

Desde la izquierda se ha intentado instalar con insistencia -casi caricaturesca- la idea de que a partir del 11 de marzo de 2026 las mujeres en Chile poco menos que vamos a tener que salir con velo a la calle, ocultando el rostro y resignando libertades básicas. Es una caricatura burda, pero persistente. Y como toda caricatura, busca reemplazar el debate serio, por el miedo.

Sin embargo, la realidad desmiente con claridad ese relato. Contra todo pronóstico idealista de la izquierda, según cifras de DecideChile de Unholster, José Antonio Kast se impuso con una mayoría contundente frente a Jeannette Jara en el segmento de mujeres entre 35 y 54 años, alcanzando un 61,9% de las preferencias. Es decir, no solo ganó, sino que lo hizo con mayor distancia que en el resultado general.

Instalar un contexto de deslegitimación anticipada del próximo gobierno frente a las mujeres, no obedece a una convicción feminista sustentada, sino más bien a un cálculo político.

La izquierda necesita un adversario moral, necesita pavimentar el camino para que “Lastesis” vuelvan a la calle, esas mismas que curiosamente estuvieron guardadas durante los últimos cuatro años, pese a todo lo ocurrido en este gobierno.

“El violador eres tú” decía la consigna. La misma que hoy resuena con un eco incómodo, cuando un exsubsecretario se encuentra con arresto domiciliario tras haber pasado seis meses en prisión investigado por violación y abuso sexual.

Con José Antonio Kast las mujeres pueden estar tranquilas. Sus derechos están garantizados y, más aún, el énfasis del próximo gobierno estará puesto en algo que muchas sienten que han perdido: la tranquilidad. Tranquilidad para salir a la calle sin miedo a ser asaltadas. Tranquilidad para trabajar, para emprender, para desarrollar sus capacidades y proyectos de vida en libertad.

También habrá apoyo concreto para quienes desean ser madres y hoy postergan esa decisión por el alto costo de la vida. El Plan Renace apunta precisamente a eso: a contribuir, de manera directa y responsable, a ese desafío tan hermoso y exigente que es traer hijos al mundo.

En el próximo período las mujeres tendrán un rol político relevante, no solo con ministras, sino además de la mano de María Pía Adriasola, quien será una gran primera dama, retomando una tradición que aportó cercanía, sentido social y vocación de servicio, tal como lo hicieron Marta Larraechea, Luisa Durán y Cecilia Morel.

Una función que fue eliminada en este gobierno -paradójicamente por una mujer- la cual, en una muestra antojadiza y egocéntrica, eliminó esa figura para convertirla en un gabinete con su propio nombre.

El supuesto miedo de las mujeres frente a un gobierno de José Antonio Kast no es más que una construcción mediática de la izquierda. Les gustaría que fuera cultural, estructural, irreversible. Pero no lo es. No tiene asidero en la realidad, ni en los datos, ni en la experiencia concreta de millones de mujeres que votaron con esperanza y convicción.

Para las mujeres en Chile, en el próximo gobierno, todo va a estar bien.