En 2020, tos seca y fiebre habrían sido síntomas claros de COVID-19, y si se hubieran sumado dolores de cabeza y extremidades, habría sido un claro caso de gripe. Con escurrimiento nasal y dolor de garganta, lo más probable es que solo haya sido un resfriado.

Así es como, de forma muy simplificada, podríamos describir cómo se diferenciaban los síntomas del COVID-19 de los de otras enfermedades al principio de la pandemia.

Y entonces llegó la pérdida del olfato y del gusto: el principal indicio de una infección por SARS-CoV-2. Y sigue siendo fiable: cualquiera que note un cambio en su sentido del gusto o del olfato hoy en día debería en cualquier caso hacer sonar alarma de COVID.

Con otros síntomas es diferente, y se ha intentado detectarlos mediante biomarcadores y un patrón basado en los tipos de sangre. Además, pueden diferir en función de si el enfermo con COVID-19 ya ha sido vacunado, si la infección está causada por una variante u otra o si el paciente es viejo o joven, está en forma o no, o tiene otros problemas de salud.

El nuevo top 5: ¿Cuáles son los síntomas más comunes en las personas totalmente vacunadas?

Un estudio que se lleva a cabo en el Reino Unido ha publicado datos sobre los síntomas más recientes de COVID-19. En el estudio de síntomas “ZOE”, las personas infectadas informaron de los mismos a través de una aplicación. Según los resultados, los síntomas de COVID-19 aparentemente han cambiado. Esto podría deberse a la variante delta, que ahora representa el 99 por ciento de las infecciones en el Reino Unido (a partir del 12 de julio de 2021).

En general, en la aplicación se reportaron síntomas similares de COVID-19 tanto en personas vacunadas como no vacunadas, señala el estudio. “Sin embargo, los que ya habían sido vacunados informaron de menos síntomas durante un periodo de tiempo más corto, lo que sugiere que tenían menos probabilidades de enfermar gravemente y más de recuperarse más rápidamente”, apunta.

Incluso las personas vacunadas pueden infectarse con coronavirus. Pero los datos confirman que estas personas suelen tener síntomas leves y que la vacunación previene el COVID-19 grave o incluso mortal.

La clasificación actual de los síntomas de COVID después de dos vacunas son:

Dolor de cabeza

Escurrimiento nasal

Estornudos

Dolor de garganta

Pérdida del sentido del olfato

Muchos de estos son síntomas que solemos asociar con un resfriado. La posibilidad de confundir las dos enfermedades es peligrosa y pudo haber sido clave en la propagación de la variante delta en el Reino Unido.

¿Cuáles son los síntomas más comunes en las personas que no han sido vacunadas?

En las personas no vacunadas, los síntomas son ligeramente diferentes. Aunque algunos siguen siendo los mismos, hay cambios en comparación con la primera vez que apareció el virus, hace aproximadamente un año y medio.

La clasificación actual de los síntomas de COVID en personas que no han sido vacunadas son:

Dolor de cabeza

Dolor de garganta

Escurrimiento nasal

Fiebre

Tos persistente

La pérdida de olfato descendió al noveno puesto de la lista, y la falta de aliento se sitúa aún más abajo, en el lugar 30. Estas fluctuaciones pueden indicar que los síntomas previamente conocidos cambian a medida que evolucionan las variantes del virus.

Sin precipitarse

En el podcast “Coronavirus Update”, el virólogo alemán Christian Drosten habló de los resultados del estudio y de la declaración en YouTube de Tim Spector, epidemiólogo y líder del estudio ZOE. Drosten cree que se está pasando por alto un punto importante en la discusión de los síntomas en los medios de comunicación.

El cuadro sintomático en general ha cambiado, dijo, “en el sentido en que las personas mayores se vacunan cada vez más, y ahora en su estudio, están viendo un aumento de infecciones en personas más jóvenes”.

En los más jóvenes, los síntomas son más parecidos a los de una infección por gripe, con dolor de cabeza, dolor de garganta y un poco de fiebre. La tos persistente que era tan típica en los pacientes mayores, ahora se ve menos, dice Drosten.

Él no lo atribuiría tanto a la variante delta, sino a que los pacientes ahora son otros, gente más joven, ya que los mayores tienen más probabilidades de vacunarse. “Creo que hay que esperar a que se publique algo realmente científico sobre esto”, dice Drosten.

Si hay malestar y no se está seguro de que se trate de COVID-19, la decisión correcta es siempre hacerse la prueba y mantener la distancia con los demás hasta que el resultado sea negativo. En este punto, Spector y Drosten están de acuerdo.

“Creo que ese era también el propósito de esta declaración pública para recordar a la población, especialmente a la más joven que está ahora infectada, que hay que tener cuidado aunque no te sientas gravemente enfermo”, dice Drosten. “Y no hay que pensar simplemente: ‘Oh, es solo un resfriado"”.

El reciente estudio Gutenberg COVID-19, realizado por la Universidad de Maguncia, demostró que más del 40 por ciento de los infectados con SARS-CoV-2 desconocían que estaban infectados. En entrevista con DW, el autor del estudio, Philipp Wild, reconoció que no se debe prescindir de las pruebas por el estado de vacunación o las bajas tasas de incidencia. “Es una métrica importante para vigilar la dinámica de la pandemia”, dijo.

Mantenerse alerta y tener precaución no es opcional, sino una obligación, tanto si se está vacunado como si se ha recuperado o se ha hecho una prueba. Y medidas como lavarse bien las manos, llevar mascarilla y mantener una distancia de 1,5 metros con los demás ayudan a prevenir la propagación de la enfermedad.