Como “una herida abierta”, calificó el obispo de Ancud, la falta de justicia en torno al incendio que destruyó la iglesia San Francisco y la casa parroquial, emergencia que dejó con quemaduras también al sacerdote en enero del 2020.

La causa estaba ad portas de comenzar el juicio, pero sufrió un duro revés luego que se sacara del litigio una serie de pruebas y testigos, a causa de una diligencia realizada sin autorización judicial tras el arresto del único imputado.

Esto implicó que se prohibiera el uso de elementos extraídos desde la vivienda del investigado, los que solventaban la acusación, entre ellos el relato de los oficiales de la PDI que participaron en la acción.

Es que obtenidos los elementos, eventualmente probatorios, pasaron 3 horas para que los oficiales informaran al organismo correspondiente de la necesidad de realizar el allanamiento ya concretado, lo que fue suficiente para determinar la ilegalidad del procedimiento, echando por tierra lo aspirado por los persecutores.

El obispo de Ancud, Juan Agurto, aseguró que para la comunidad se mantiene el dolor como “una herida abierta”.

Asimismo agregó que no han recibido ninguna respuesta a las ayudas que se anunciaron por parte de las autoridades para reparar el templo. Es más, aseguró que con el esfuerzo de las comunidades han logrado levantar algunas dependencias.

Desde el Gobierno, el intendente Carlos Geisse se sumó a los lamentos, expresando que sólo resta respetar la determinación judicial.

Pronto se realizará la audiencia solicitada por el Ministerio Público de Ancud, en el Tribunal Oral en lo Penal de Castro, donde un juez conocerá que la Fiscalía decidió cerrar la indagatoria, a lo que el Gobierno adhiere, de acuerdo a lo adelantado.