La UC y Fundación Tregua instalaron a Uva, Pepe y Chumi en un campus de la casa de estudios. "Tenemos una generación novata que recién empezó a reencontrarse con lo que es ir a la universidad y eso acarrea ciertos momentos de ansiedad", dicen. En estas primeras semanas de clases "detectamos que había muchos problemas de convivencia escolar en los establecimientos", comentó por su parte el ministro de Educación, Marco Antonio Avila.

A meses del retorno presencial a clases en plena pandemia, marcado por la violencia escolar, la Universidad Católica implementó una medida para aliviar el estrés de sus alumnos: perritos en sus campus.

La idea fue llevada a cabo por el Programa de Ansiedad, Estrés y Sueño de la casa de estudios en coordinación con la Fundación Tregua, que prestó los canes.

En concreto se trata de Uva, una labradora de siete años; Pepe, un golden de la misma edad; y Chumi, una mestiza; que son ubicados en un área llamada “zona libre de estrés y ansiedad”.

“Me da felicidad y relajación. Me podría quedar abrazando al perro por horas”, dijo Teresita Valencia, de 23 años, mientras acariciaba a Pepe.

“El retorno a clases ha sido desafiante para todos”, explicó Ignacia Pfingsthorn, del Programa de Ansiedad, Estrés y Sueño de la UC.

“Tenemos una generación novata que recién empezó a reencontrarse con lo que es ir a la universidad y eso acarrea ciertos momentos de ansiedad”, añadió.

Uva, Pepe y Chumi son parte de los diez perros de la Fundación Tregua, que realiza funciones similares en hospitales pediátricos, fundaciones de niños con discapacidad y hogares de ancianos.

“Los perros disfrutan este trabajo. Son criados para que les guste mucho el contacto con las personas”, indicó Camila Arteaga, directora de Tregua.

Perro Pepe en la UC
Pepe | RFI

Violencia escolar en Chile

En estas primeras semanas de clases “detectamos que había muchos problemas de convivencia escolar en los establecimientos”, comentó por su parte el ministro de Educación, Marco Antonio Avila.

El propio presidente del Colegio de Profesores, Carlos Díaz, considera que el retorno “ha sido bastante traumático” ya que “ha costado retomar la lógica de estar juntos, compartir y escuchar”.

En los colegios “era imposible pretender volver a una lógica de jornada escolar completa. Es decir, de estar dos años sin clases, sin escuela, sin compartir, a que de un día para otro tengamos que estar diez horas de día, además con mascarilla, en espacios muy pequeños”, complementó.

Además, han habido casos de violencia entre estudiantes secundarios, profesores e incluso padres en medio del clima crispado que la sociedad chilena no logra superar después de las protestas de octubre de 2019.

Así, el 7 de abril un estudiante de un liceo de Santa Cruz se disparó en el patio del colegio tras denunciar acoso escolar. El menor murió días después.

Una semana antes un profesor fue acuchillado por la madre de un estudiante tras un hecho de violencia en el recinto.

En el primer mes del retorno a clases, los casos de maltrato físico y psicológico entre alumnos aumentaron 22% con respecto al nivel previo a la pandemia, según la Superintendencia de Educación.

“Hay un estado bastante desequilibrado en lo psicológico en el país”, advirtió Isidora Mena, psicóloga y directora del programa de convivencia escolar de la Universidad Católica.

Uva, Pepe y Chumi
Uva, Pepe y Chumi | RFI

Analfabetos socioemocionales

A las consecuencias de la pandemia se sumó en Chile la tensión heredada tras las protestas de 2019.

En Santiago escolares de una decena de liceos se han enfrentado con la policía en protestas para exigir mejoras en la infraestructura y dotación de profesores.

Poca tolerancia, frustración, ataques de pánico y rápida escalada de conflictos es lo que ha visto Pedro Martínez, un profesor de matemáticas, de 32 años, de un colegio de Santiago.

“Es una generación que no sabe resolver conflictos. Analfabetos socioemocionales”, describió el maestro que se queja del poco tiempo para mediar y acompañar a los alumnos por un sistema centrado en lo académico.

El Gobierno prepara un plan de intervención en cerca de 60 barrios con situaciones agudas de violencia escolar.

La psicóloga Isidora Mena afirmó que “hay demasiados factores unidos que generan estrés en los profesores y estudiantes. Factores como una crisis social del país que estaba de trasfondo y que fue una crisis que algunos la expresaron con mucha violencia”.

Mónica Peña, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales, consideró que el estallido social “sacó la basura debajo la alfombra y ahora vemos con más claridad situaciones de injusticia. Y los niños y adolescente son muy sensibles a los temas de justicia social”.

Los dos años de pandemia provocaron en los estudiantes gran dificultad “para entender las reglas de convivencia y pegarse a ciertas formas que en las familias son más laxas”, cerró Peña.