Los efectos del coronavirus se han dejado sentir en los zoológicos de todo el mundo por sus negastos efectos económicos. En nuestro país, algunos han salido derechamente a pedir donaciones a particulares.

El propietario del Zoo de Novara, en el norte de Italia, ha advertido que, si el confinamiento se prolonga excesivamente, no tendrá cómo alimentar a sus más de 600 animales.

Los dromedarios, jirafas, rinocerontes, elefantes, avestruces, bisontes y pelícanos viven en libertad en el recinto al aire libre del Safari Park de Pombia.

El propietario, Orfeo Triberti, aseguró que la situación “no es trágica aún, pero podría serlo. Nuestros animales necesitan comida permanentemente. La cuestión es el tiempo. ¿Cuánto tiempo durará esto?”.

ARCHIVO | Francisco Flores | Agencia UNO
ARCHIVO | Francisco Flores | Agencia UNO

Tras su llamamiento, algunas familias compraron entradas para la reapertura, mientras que otros mandaron material o comida.

“La gente respondió a nuestra llamada de ayuda. Nos ha llegado comida, legumbres, frutas, combustible. El problema será mantener el suministro”, afirma.

Un empleado del zoo, Alessandro Gambelli, asegura que los “animales gozan de buena salud”, pero “una vez que no tengamos comida, vamos a tener todos problemas”.

Zoológico alemán planea matanza de sus animales

En Alemania la situación ha escalado a un nivel más crítico. Por ejemplo, el zoológico de Neumünster en Schleswig-Holstein, al norte del país, ha elaborado un plan de emergencia para determinar qué animales tendrían que ser sacrificados debido al cierre del parque de animales.

Actualmente, se encuentran en una crisis que amenaza la sobrevivencia de los animales, aunque cuentan con fondos que mantendrán el parque vivo hasta mediados de mayo, de acuerdo a la directora del zoológico, Verena Kaspari.

Con la carne de los sacrificios, se podría alimentar a los depredadores. Pero hasta ahora no parece haber planes similares en otros zoológicos.

En nuestro continente las cosas también se están complicando. En Colombia, algunos zoológicos han advertido que en el mejor de los casos, los alimentos para los animales alcanzarán para todo abril.

Los ‘zoos’ de Santa Cruz -cercano a Bogotá- y Cali garantizan insumos para sus especies y el pago de sus trabajadores hasta comienzos de abril. El Santa Fe de Medellín respira menos angustiado: su operación está cubierta hasta principios de mayo.

La alimentación de unos 4.300 animales -algunos en peligro de extinción y la mayoría recuperados de redes de tráfico- y el sustento de unas 500 personas, están en vilo desde la semana pasada.

Y el gran problema es que todos dependen por completo de la taquilla o venta de entradas.

Zoológicos chilenos piden ayuda

En nuestro país el panorama más complejo lo vive el zoológico de Los Ángeles, en la región del Bío Bío, que alberga a unos 200 animales de 70 especies, todas rescatadas.

Sin embargo, la crisis comenzó mucho antes para ellos, en octubre del año pasado, a propósito del estallido social.

“En febrero tuvimos un repunte, pero de ahí vino la pandemia y quedamos donde mismo y peor. Hoy tenemos ingresos que no llegan ni al 3%“, sostuvo César Chanampa, administrador del Zoológico Los Ángeles.

Según asegura, gastan cerca de tres millones y medio de pesos en costear la alimentación de los animales. Por lo mismo, apenas tienen para sostenerse por unas dos semanas más.

“Nosotros hemos mantenido a nuestros animales en buen estado hasta el día de hoy, y creemos que podemos seguir haciéndolo por 10, 15 días más“, reconoció Chanampa.

La crisis comenzó con el estallido social

Al igual que en el zoológico de Los Ángeles, en el Buin Zoo las complicaciones económicas comenzaron con las revueltas registradas en octubre pasado.

“Toda nuestra problemática parte del año pasado con el estallido social, que nos dio durísimo, porque tuvimos octubre, noviembre y prácticamente diciembre sin público, en momentos en que el zoológico recibe la mayor cantidad de visitas de colegios”, reconoce Ignacio Idalsoaga, dueño y fundador del Buin Zoo.

“Tuvimos tres empresas de 28 que deberían habernos visitado a fin de año con actividades de Navidad y paseos de fin de año”, añadió.

ARCHIVO | Francisco Flores | Agencia UNO
ARCHIVO | Francisco Flores | Agencia UNO

Pero el golpe no fue sólo económico, sino que también social, debido a que tampoco pudieron recibir delegaciones de niños en los tradicionales “martes solidarios”, quienes ingresan gratis.

A esto se sumó el proyecto para ampliarse y ofrecer un safari, para lo cual habían comprado un terreno colindante de nueve hectáreas. La idea era tenerlo operativo en dos o tres años, sin embargo ahora el plazo se extendió hasta al menos unos seis años más.

“Por primera vez en nuestra historia, estamos hablando de más de 30 años, tuvimos que pedir dinero al banco para poder cerrar la operación de diciembre, para pagar sueldos y básicamente la alimentación de los animales”, relata Idalsoaga.

El rol del Estado

Según destaca el fundador del Buin Zoo, hay un papel muy importante que cumplen actualmente los zoológicos privados en nuestro país y que tiene que ver con el rescate de animales.

“Partimos siendo el primer centro de rescate del país y seguimos siendo el centro más importante, donde mantenemos y recibimos de la autoridad, el SAG en este caso, todos los animales chilenos dañados, como águilas, peucos, zorros, quiques, algunos fracturados, otros atropellados, incautados de personas que los tienen de forma irregular, entonces le hacemos en parte la pega al Estado en esa área, porque el Estado no tiene ninguna forma de hacerlo con instituciones propias”, reconoce.

ARCHIVO | Hans Scott | Agencia UNO
ARCHIVO | Hans Scott | Agencia UNO

Sin embargo, Idalsoaga cree que en estos momentos los zoológicos no son una prioridad para recibir ayuda gubernamental.

“Yo creo que sería muy poco lógico pensar en meternos en el bolsillo del Estado pensando que ese dinero debiera ir a la gente que lo está pasando todavía peor que nosotros”, sentencia.

Una situación crítica, pero los animales no se tocan

Si bien en el Buin Zoo reconocen que están en una situación crítica, descartan de plano que esto signifique tomar alguna medida drástica con los animales, como en el caso de Alemania.

“Aquí no está en riesgo la integridad de los animales, ni que les vaya a faltar comida, siguen siendo nuestra primera prioridad. Vamos a ir apretándonos el cinturón en muchas áreas, pero respecto a los animales, tienen un presupuesto súper estricto”, sentencia.

Esto último también significa que tampoco pondrán a “dieta” a sus huéspedes.

“Bajar la calidad de la alimentación nos va a repercutir en la sanidad de los animales en el corto plazo, entonces lejos de ahorrar en algo, vamos a generar una situación todavía más crítica”, sostiene Idalsoaga.

“Hoy día estamos trabajando con bancos, no sabemos hasta dónde nos van a acompañar y creemos que no nos van a abandonar, pero la situación es crítica”, admite el fundador del zoológico.