Un grupo de exfuncionarios de las Fuerzas Armadas y de la extinta Central Nacional de Informaciones (CNI) reciben millonarias pensiones de inutilidad de segunda clase, las cuales suelen ser asignadas a miembros del sistema Capredena producto de un accidente en acto de servicio, enfermedades profesionales o invalidante de carácter permanente.

¿El problema? Decenas de ellos gozan de buena salud.

Así lo reveló la noche del domingo un reportaje del programa Informe Especial de TVN, el cual exhibió cuestionamientos a la forma en que se otorgan estas pensiones, ya que -por ejemplo- el sistema no exige que las personas sean reevaluadas en su enfermedad.

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En cambio, el régimen habitual de pensiones sí exige una reevaluación del grado de invalidez a los tres años de entregado el beneficio.

Asimismo, también apuntó a los abultados montos involucrados: de hecho, algunas pensiones incluso superan los 6 millones de pesos.

Entre quienes reciben esta pensión se encuentran Augusto Pinochet Hiriart -a quién se la otorgó en el año 1979- y Emilio Neira, un exagente de la CNI condenado por su participación en la Operación Albania.

Al ser consultado sobre el tema, Neira dijo que la pensión le fue asignada por “un síndrome de estrés post traumático”.

Como sea, las dolencias que justifican la asignación deben impedir su capacidad de trabajo y la posibilidad de ganarse el sustento en ocupaciones privadas. Pese a ello, en el expediente de ingreso al penal Punta Peuco -donde se mantienen los condenados por violaciones a los DDHH-, varios de ellos declaran estar en perfecto estado de salud física y mental.