El deputado Puigdemont reclamó mediadores y avisó que el "éxito" de una futura negociación dependerá de avances en la autodeterminación y mejoras para Cataluña

El expresidente diputado de Junts, Carles Puigdemont, reclamó una amnistía para empezar a negociar su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español.

Todo ello, sin renunciar a la unilateralidad y además, poniendo en marcha un mecanismo de mediación.

En una conferencia desde Bruselas este martes aseguró que sus condiciones deben preceder a una negociación para llegar a un “acuerdo histórico”. Todo esto, con el objetivo de resolver el conflicto en Cataluña que, a su juicio, se remonta a 1714.

Si no se aceptan esos requisitos, sostuvo, “no tendría ningún sentido” una negociación de investidura del candidato del PSOE, Pedro Sánchez.

Aun así, Puigdemont advirtió que “solo un referéndum acordado con el Estado español podría sustituir el mandato del 1-O”.

Tras esto añadió que no existen impedimentos constitucionales para celebrarlo. En este punto, citó el artículo 92 de la Constitución española.

“España, como decía, tiene un dilema de resolución compleja. O repite elecciones, con el riesgo de que los equilibrios políticos sean tan frágiles como ahora y que no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad”, dijo.

Puigdemont critica que se considere el independentismo una amenaza

En cuanto al reconocimiento de la legitimidad del independentismo, Puigdemont criticó que algunos vean a los independentistas como “segunda amenaza más importante después del terrorismo yihadista”.

Su segunda condición es el “abandono completo y efectivo de la vía judicial contra el independentismo”.

El diputado cree que debe materializarse en una ley de amnistía que cubra los disturbios durante las manifestaciones contra la sentencia del Tribunal Supremo (TS).

Esta amnistía -advirtió- “debe hacerse para reparar una injusticia, no para igualar a las víctimas de estas injusticias a sus victimarios”.

Puigdemont rechazó así la posibilidad de que esa posible amnistía afecte a los policías encausados por las cargas del 1-O, algo que pidió estudiar el negociador de Sumar, Jaume Asens.

“También es responsabilidad del Gobierno en funciones, a través de la Fiscalía y la Abogacía del Estado”, señaló.

“Mecanismo de mediación y verificación”

La tercera condición de Puigdemont es crear un “mecanismo de mediación y verificación que aporte las garantías de cumplimiento y seguimiento de los acuerdos”, algo que según él, no ofrecen ni PSOE ni PP.

Este mecanismo es imprescindible -dijo- para iniciar una negociación, porque la experiencia les “impide tener confianza en la palabra”.

En ese sentido, dijo que el “cumplimiento de compromisos por avanzado es una manera de verificar” que los acuerdos se cumplen, como ocurrió con el pacto para que el catalán sea oficial de la UE, pero que no puede aplicarse a procesos de tramitación larga.

Por último, situó como cuarta condición “fijar como únicos límites los definidos por tratados internacionales sobre derechos fundamentales”.

El exlíder de Junts dijo que ninguna de estas condiciones es contraria a la Constitución ni a los Tratados europeos.

“Son condiciones previas que se deben poder cumplir antes de que se agote el plazo legal para evitar nuevas”, aseveró.

“Solo dependen de la voluntad política”, ha apuntado.

Las otras cuestiones “materiales” pendientes

Más allá de estas condiciones, Puigdemont afirmó que no le corresponde establecer un listado concreto de exigencias.

Esto, si bien ha convenido en que existe un “gran paquete de cuestiones materiales pendientes” que hay que resolver en Cataluña.

Entre ellas ha enumerado el “déficit fiscal de 20.000 millones de euros”, el servicio de trenes, la sanidad, los salarios que se cobran en Cataluña, la falta de competencias para atender la inmigración y el acceso a la vivienda.

“No hay una receta autonómica para resolver los problemas de Cataluña. Lo determinante es el reconocimiento nacional de Cataluña”, dijo.

Añadido que lo que impide la celebración de un referéndum de independencia amparado en el artículo 92 de la Constitución es la “falta de voluntad política”. “Si se puede, se quiere”, ha apostillado.

Puigdemont ha afirmado que, si finalmente se abre una negociación, su “viabilidad y éxito” van a depender de los avances que se pacten en las carpetas de la autodeterminación y las mejoras para Cataluña.

No hay camino alternativo a la independencia

De hecho, quiso dejar claro que hay evidencia acumulada de que no hay camino alternativo a la independencia para “garantizar el respeto y la supervivencia de Cataluña como nación”, y ha añadido que corresponde a los responsables políticos desmentir su conclusión.

Recalcó que ni Feijóo ni Sánchez tienen los apoyos necesarias para ser escogidos en primera o segunda votación.

Tampoco hizo distinciones entre ellos y sostuvo que corresponde a PSOE y PP moverse y aclarar si aceptan sus condiciones.

Pese a esto, advirtió que el hecho de que ni PP ni PSOE tengan los apoyos necesarios hace que España se vea “confrontada”: “O vive en el bloqueo o pacta”.

Sin embargo, ha apuntado que el pacto tiene dos problemas: que el acuerdo es un recurso “inhabitual” en España y que dicho pacto precisa de Junts.

En este sentido, dijo que la primera de las condiciones es identificar los elementos de conflicto.

Puigdemont defiende la estrategia de Junts

El expresidente también defendió la estrategia de Junts ante el conflicto durante los últimos años y, en particular, su decisión de no sentarse en la mesa del diálogo negociada por ERC en la anterior legislatura y de salir del Govern.

“Hemos tenido que tomar decisiones muy difíciles y a veces poco comprendidas. Por ejemplo, quedarnos en el exilio. O no participar de la mesa del diálogo. O salir del Govern de la Generalitat. O no votar los presupuestos y reformas del Código Penal”, dijo.

También ha llamado a defender el encargo que recibió Junts en las urnas ante los independentistas que hoy miran “con recelo y desconfianza”, en un contexto de división interna y desmovilización.