El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó el martes un decreto de reforma de la policía para responder al movimiento de protesta contra el abuso y el racismo de sus efectivos que sacude el país, aunque muy por debajo de lo que exigen los reclamos generales.

El decreto incluye una prohibición de técnicas de estrangulamiento como método de inmovilización, a menos que “la vida de un oficial de policía esté en peligro”, dijo el presidente después de reunirse con familias de víctimas de la policía y la violencia racista.

También “alienta” a miles de unidades policiales de Estados Unidos a adoptar “los más altos estándares profesionales”, agregó el magnate desde los jardines de la Casa Blanca

La orden se firma tras el caso de Rayshard Brooks, un afroestadounidense de 27 años, que murió el viernes en el estacionamiento de un restaurante de comida rápida en Atlanta por disparos de un policía blanco.

La muerte de Brooks desencadenó nuevas protestas contra el racismo y la brutalidad policial en Estados Unidos, ya convulsionado por la muerte de George Floyd, un afroamericano que falleció el 25 de mayo asfixiado por un policía blanco en Minneapolis.

Ese caso inició una ola de manifestaciones contra el racismo sistémico en todo el país, numerosos llamados a una reforma policial profunda, y también ha enardecido el debate sobre la permanencia de símbolos y estatuas que remiten al pasado esclavista.