El gobernador de Texas, Greg Abbott, conmutó este jueves la pena de muerte contra Bart Whitaker, un sentenciado que contrató a un sicario para asesinar a su familia, después de que su padre, a quien intentó ultimar, pidiera por la vida de su hijo.

“El Sr. Whitaker deberá pasar lo que resta de su vida tras la rejas en castigo por su crimen atroz”, señaló Abbott al justificar su decisión.

Whitaker, un estadounidense que quiso asesinar a toda su familia, debía ser ejecutado este jueves, pero el gobernador terminó por escuchar los pedidos de clemencia del padre.

De manera excepcional, la estatal Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas también había recomendado este martes clemencia para Whitaker.

La intensidad de este drama familiar impactó a Estados Unidos. Por un lado, un hijo asesino de su madre y de su hermano, que también quería matar a su padre. Por otro lado, había un padre, que aún gravemente herido y sin saber quién estaba detrás del ataque, decidió perdonar al asesino, por ser un firme creyente en la redención.

En una rara coincidencia, otros dos estados tenían previsto ejecutar a sendos condenados este mismo jueves. En ambos casos, los abogados de los convictos también tienen fuertes argumentos para intentar impedir que se concreten las sentencias.

“Perdón milagroso”

En 2003, Bart contrató a un pistolero para liberarse de sus padres y de su hermano, contra los que había acumulado odio.

El entonces veinteañero montó un falso robo, y afirmó que habían disparado en su contra durante el sangriento ataque. Su madre Tricia, de 51 años, y su hermano Kevin, de 19, resultaron fatalmente heridos.

Durante siete meses, Kent Whitaker vivió con su hijo Bart ignorando que él era el responsable de la tragedia familiar, mientras los policías avanzaban en la investigación que finalmente lo halló culpable.

Para entonces el padre ya había perdonado al asesino. Lo decidió la noche misma del tiroteo, con el tórax perforado por una bala 9mm, cuando, según dijo, Dios fue a su encuentro y lo ayudó a llegar a un “perdón milagroso”.

“Vivo con la magnitud de la pérdida todos los días. Pero Dios me ayudó a alcanzar ese completo perdón y creo que lo hizo para ayudarme a reconstruir mi relación con mi hijo”, contó a AFP.