Bruselas será sede este 17 y 18 de julio de la Cumbre entre la Celac y la Unión Europea. Un encuentro de este estilo no se daba desde hace ocho años y está cargado de expectativas sobre acuerdos en materia climática, económica y de seguridad. Sin embargo, la tensión entre algunos de los participantes es latente.

La tercera cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE) tendrá inicio este lunes en Bruselas, tras ocho años de relación congelada. Los jefes de Estado y de gobierno se reunirán en búsqueda de una mayor cooperación entre las regiones. Aunque hay muchas expectativas por el encuentro, las divergencias políticas generan tensiones.

“Durante todos estos años, la región de América Latina y el Caribe buscó mantener los canales de diálogo, pero los europeos simplemente estaban demasiado ocupados”, dijo un diplomático latinoamericano a la agencia AFP.

Esa es una de las posibles explicaciones al silencio que ha dominado las relaciones diplomáticas entre la UE y la Celac desde 2015. En la previa de la cumbre que abrirá el diálogo entre las regiones, distintos mandatarios latinoamericanos han expresado sus reservas.

La agenda prevista está centrada en crear alianzas para responder al cambio climático, a los desafíos económicos y de seguridad, y a la transición energética. Para el Consejo Europeo, presidido por España, se trata de un “hito político clave”.

Posible desacuerdo por guerra en Ucrania

Uno de los puntos más sensibles de la agenda es el posicionamiento de los países de la Celac frente a la guerra en Ucrania. Mientras la UE espera incluirla en el texto de conclusiones, una fuente diplomática sudamericana dijo a AFP que el organismo debería entender la diversidad de posiciones de los países latinoamericanos y caribeños.

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, denunció la “falta de transparencia y la conducta manipuladora” de la UE. A su declaración se sumó la Cancillería de Venezuela, añadiendo que “la decisión de la UE de imponer su propio formato” a la cumbre pone en riesgo las negociaciones.

Más allá de las críticas a su organización, la cumbre genera tensiones por las posiciones opuestas de la UE y algunos de los Estados autocráticos en América Latina. También, queda pendiente por resolver el estado de las relaciones entre la UE y el Mercosur respecto a las condiciones del acuerdo comercial, particularmente en materia de cuidado del medioambiente.

Tensión por acuerdo sin ratificar

Se espera que la cumbre dé la ocasión de presentar el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay). El acuerdo, anunciado desde el 2019, permanece sin ratificar.

Los países europeos exigieron al Mercosur mayores compromisos por la protección del medioambiente, especialmente en el contexto del gobierno de Jair Bolsonaro.

El ahora presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva consideró el protocolo verde algo “inaceptable” y criticó sus sanciones. El pasado miércoles declaró que la “desconfianza” no puede guiar las negociaciones del acuerdo comercial. “Entre socios estratégicos debe existir la premisa de confianza mutua y no de desconfianza”, dijo Lula.

Los países del Mercosur califican de asimétrico el acuerdo en su estado actual, alegando que Europa no ha tomado en consideración los desiguales índices de desarrollo entre las regiones a la hora de plantear sus condiciones.

Celac-Unión Europea: una alianza estratégica

Europa, en el contexto de las crisis climática y energética, busca su independencia de las energías fósiles. El 60% de las reservas mundiales de litio, mineral esencial para las baterías usadas por los carros eléctricos, se encuentra en América Latina. Argentina, Bolivia y Chile conforman el Triángulo de Litio, con el 56% de las reservas, según datos de la CEPAL.

La Comisión Europea anunció el viernes 14 de julio el desembolso de 43 millones de euros de ayuda humanitaria para Latinoamérica y el Caribe.

Además, se espera que durante la cumbre el Banco Europeo de Inversiones oficialice un préstamo de 800 millones de euros a Argentina, Brasil y Chile, destinados a financiar proyectos medioambientales.

Lee también...