El estallido de un ducto de combustible mientras era saqueado por cientos de civiles deja al menos 66 muertos y 76 heridos en el central estado de Hidalgo, donde este sábado las autoridades continuaban las pesquisas, entre cuerpos calcinados y pobladores que buscaban a familiares.
“El saldo que tenemos hasta hace unos minutos (…) es de 66 personas fallecidas y 76 personas heridas”, dijo Omar Fayad, gobernador de Hidalgo, en rueda de prensa en el Palacio Nacional de Ciudad de México, en la que se encontraba el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Entre los heridos hay ocho menores de edad, uno de ellos de 12 años, añadió Fayad. Tras la explosión el viernes por la tarde, se había dado un primer balance de 21 muertos.
El estallido ocurrió en la comunidad de Tlahuelilpan, a unos 120 km de la capital, luego de que un ducto fuera perforado por traficantes de combustible y cientos de personas, incluidas familias enteras, se lanzaron para llevarse gasolina en contenedores.
Dos horas después de que perforaron el conducto, “se nos informa que había habido una explosión” y “las llamas estaban consumiendo todo lo que había alrededor”, añadió Fayad.
El ducto, informó de su lado en la conferencia Octavio Romero, director de la estatal Petróles Mexicanos (Pemex), estaba en proceso de ser llenado, luego de que el 23 de diciembre pasado se suspendió su operación por órdenes de López Obrador para combatir el llamado “huachicoleo”, como se conoce el robo y tráfico de combustible. Este delito deja pérdidas por unos 3.000 millones de dólares anuales.
La investigación de “los hechos va a estar a cargo de la Procuraduría General” (fiscalía), dijo de su lado López Obrador.
El fiscal general en funciones, Alejandro Gertz, describió el percance como “intencional” porque “alguien hizo esa perforación y el incendió fue consecuencia del delito”.
Reconoció que enfrentan “limitaciones” en la investigación toda vez que “las personas mas cercanas a la explosión fallecieron”.
Cuerpos carbonizados
Imágenes captadas justo después del estallido muestran a numerosas personas gritando y corriendo mientras ardían en llamas, otros caminaban sobre la carretera con amplias del zonas del cuerpo severamente afectadas por el fuego.
El sitio de la explosión amaneció custodiado por militares mientras en el ambiente se percibía un fuerte olor a combustible, constató un equipo de la AFP.
Los cuerpos carbonizados permanecen en el lugar en la posición en la que fallecieron y en la maleza se observa ropa quemada.
Durante la madrugada, varias personas se trasladaron hasta el centro de la explosión para intentar identificar entre los cuerpos carbonizados a sus familiares desaparecidos.
“Llegando de trabajar me dijeron que estaba la gasolina y mucha gente, que me viniera pero dije ‘no, ¿para que?”, dice un hombre de mediana edad que evita dar su nombre y espera noticias de su nuera.