Por primera vez en 88 años, el gigante automotriz europeo Volkswagen cerró una de sus plantas en Alemania. La empresa arrastra meses de crisis y pérdidas económicas dramáticas.
En detalle, Volkswagen puso fin esta semana a la producción de automóviles en su Fábrica de Cristal de Dresde (Sajonia), en el este de Alemania.
En los 24 años de funcionamiento, desde 2001 y hasta 2025, esa sede fabricó 165.508 vehículos.
Un portavoz de Volkswagen dijo a la Agencia EFE que el último vehículo que salió de la cadena de montaje de la Fábrica de Cristal (Gläserne Manufaktur) fue un eléctrico ID.3 GTX de color rojo, que fue firmado por todos los empleados y se quedará en el edificio. Podrá ser visto en las visitas guiadas.
Así, la marca Volkswagen dejó de producir vehículos en esas instalaciones porque va a reducir la capacidad de producción en el país en más de 730.000 vehículos al año hasta 2028; y para ello va a recortar 35.000 empleos en Alemania hasta 2030, aunque sin despidos forzosos.
La firma va a ofrecer a algunos empleados trasladarlos a otras plantas, también jubilaciones anticipadas o acuerdos de rescisión de sus contratos.
El destino de la planta
Volkswagen va a convertir su fábrica Gläserne Manufaktur en un centro de innovación.
A partir del próximo año, la planta será un campus de innovación de áreas tecnológicas clave como la inteligencia artificial, la robótica, la microelectrónica o el diseño de chips.
A comienzos del próximo año 230 personas trabajarán en las instalaciones, pero la cifra se reducirá los próximos años con la salida progresiva de los empleados de más edad.
Crisis
Conforme al medio DW, la crisis de la emblemática industria automovilística alemana está afectando a sus regiones más ricas y golpeando los bolsillos de sus habitantes.
Ciudades como Wolfsburgo, Ingolstadt y Stuttgart -sedes de las compañías Volkswagen, Audi y Mercedes, respectivamente- registran pérdidas dramáticas en sus ingresos fiscales.
El resultado ha sido una temporada presupuestaria caótica, mientras los funcionarios luchan por cubrir las crecientes brechas de financiación mediante préstamos, impuestos más elevados y recortes del gasto.
La crisis va más allá de la industria del automóvil: en toda Alemania, las ciudades enfrentan crecientes déficits tras años de condiciones adversas. La competencia y la caída de la demanda externa han reducido las exportaciones, mientras que los altos costos internos erosionan los márgenes de ganancia.